Son muchas las chanzas que están saliendo a cuenta del fallido desembarco en las tardes de la que antaño fuera reina de las mañanas. 

El nuevo juego de palabras de AR para seguir alimentado su ego desde el título de sus programas es TardeAR, aunque algunos ya nos hemos apresurado en rebautizarlo como FracasAR, vistos sus malos datos de audiencia.

Doña AR ha dicho que le importa poco lo que ocurra las dos primera semanas, porque es el plazo que se da para que sus habituales cambien de hábitos y vayan conociendo su nuevo programa, en el que ahora sí, sus iniciales se pronuncian “Ar”, con ese aire marcial que tanto disgustaba a la doña cuando se lo decían Ángel Martín y Patricia Conde desde Sé lo que hicisteis, a quienes corregía diciendo que era “A Erre”. 

Ya no, tras abandonar la mañana donde ha dejado a Joaquín Prat en el mismo plató de El programa de AR pero con la insípida marca blanca Vamos a ver, lo que ayudará a que lo sigan llamando El programa de AR como quien sigue llamando Pryca al Carrefour, Ana Rosa se ha ido a luchar contra Sonsoles Ónega (Antena 3) y Jordi González (TVE), todos recién salidos de Tele 5, mientras Prat se enfrenta al fantasma de las navidades pasadas en el que han convertido el último tramo de Espejo público, salvamizado con ayuda del director y algunos rostros del original, comandadoso ahora por una enjavierizada Susanna Griso, que un día te sale en pijama y otro se descojona de que a José Manuel Parada se le estén muriendo los amigos, más o menos de su edad, mientras un rótulo le llama “tipejo” y “cenizo”. En eso ha quedado la Antena 3 del buen gusto en la que el amarillo no era más que un color. ¿Para cuándo el caballo?

Mientras tanto, ya saben, AR hace en su programa de tarde cosas presuntamente distintas a las que hacía por la mañana, pero como está tan desentrenada en lo que no sea talar líderes y partidos de izquierdas, que ya el primer día se hizo feminista y socialista porque venía gente guay invitada y no quería ser la señora de los de verde, aunque al día siguiente de le pasó.

De momento, TardeAR se parece, hasta en el juego del título, a aquel intento de la Campos de seguir haciendo en Lo que inTeresa lo mismo sin que pareciera lo mismo. 

Pero AR ni siquiera juega en el mismo horario y, mal que le pese y lo haya intentado, no puede poner de merienda la actualidad política de la mañana porque para entonces ya ha sido manoseada por todos los programas y tertulianos. Así que le toca reinventarse o reiniciarse tras tantos años con los magazines en vía muerta. Lo tiene difícil, sí, pero Antena 3, en su empeño de salvamizarse con el cotilleo más intrascendente, parece querer ponérselo un poquito más fácil para que TardeAR no acabe en -FracasAR.