Papá, hoy sería tu cumpleaños y resulta que también es miércoles 11 de octubre y mi calle mientras escribo esto un hervidero de hormigas con txapela que cantan a las estirpes de txikiteros y a la virgen de Begoña. Tú no necesitaste ni tres sakes para pedir el micro a unos mariachis en un restaurante de Tokyo y lanzarte a Allá en el Rancho Grande. Y después, una jota. Qué gran intersección geográfica y cultural. Japón-México-Navarra Media. Inenarrable. Sólo faltaba John Cleese. Hoy habrías cumplido 89. Hace dos años y medio que te tocó irte, el Alzheimer ya había hecho todo lo que podía hacer contigo. Es un cabrón sin límites. No sé qué harás ahora, supongo que sobrevolar los macizos de lavanda en los que tus abejas recogían polen para que después les robaras la miel. Y asomarte a huertas ajenas e injertos en frutales. La IA nunca te alcanzará, tres variedades de peras en el mismo árbol, supéralo, bot. Habrás visto el humo y el polvo levitando sobre Gaza. Sí, es muy duro ver estallar otra vez esa guerra. Triste y frustrante. Porque está sufrir, está morirse dependiente y luego está vivir en Gaza. Los de Hamás poniendo bombas y quienes les financian están locos, papá, sí. Pero Israel y el país que lo sostiene, también.

¿Cómo puede un gobierno responder a un atentado terrorista con un bombardeo a la población civil? ¿No crees que eso lo convierte en un gobierno terrorista? Ya, ya sé que no te gusta hablar de estas cosas, pero es que la mitad de los casi dos millones y medio de personas que viven apretujadas en la franja de Gaza son niños. Bombardear Gaza no es bombardear las Bardenas. No es un desierto. Tampoco es bombardear la base militar del enemigo. Son civiles, son familias palestinas que viven sin horizonte. Ahora también sin agua, ni electricidad ni suministros. Israel se los ha cortado. Y Egipto, su vecino, no les deja pasar a su casa. ¿Qué van a hacer? Perdona, quería felicitarte y me he ido a otras cosas. ¿Escuchas esto? Ahora está trepando hasta mi casa una voz de tenor que canta el Ave María de Schubert. Igual bajo y le pido una ranchera.