El Real Madrid celebró su Asamblea, y Su Florentineza, muy en su papel de pastor del rebaño futbolero, nos endilgó una de sus típicas bendiciones no para socios sino urbi et orbi, con brillantes soluciones para la crisis del fútbol español, europeo y mundial.

Y tampoco faltó un poco de la brasa habitual sobre una Supercopa en la que, sospechamos, ya no cree ni él. Hasta ahí lo normal, y luego lo sorprendente: al hablar de los turbulentos tiempos del arbitraje español, con media docena de polémicas por jornada, se lamentó de que “nadie sabe quién traza las líneas en el VAR y cómo las trazan. Confío en que actúe el Gobierno de España y tome medidas necesarias para regenerar las estructuras arbitrales”. Y, en efecto, qué hace Pedro Sánchez que no aparca las negociaciones, amnistías, investiduras y demás zarandajas y coge escuadra y cartabón para zanjar de una vez el tema topográfico que tan perturbado tiene al santo pontífice.