Hay una historia preciosa en Facebook en la que un hermano le recuerda al otro que algo que éste hizo en un momento de debilidad servía, que aquel acto efectuado en un instante en que no dominaba sus movimientos finalmente valió y que pasó a la posteridad como si hubiese sido hecho en plenas condiciones físicas. Es un texto muy bello que no recojo aquí completo por respeto a ambos, pero que retrata a la perfección su forma de ser y su compromiso con una profesión. Sí les pondré el final: Servía, Pachi. Tu última foto, servía.

Es un texto que el fotoperiodista Carlos Calleja le escribió a su hermano gemelo Pachi Calleja cuando este último falleció hace tres años y medio y en él narra un problema de salud de Pachi que no obstante no le impidió cumplir con su cometido. Carlos ya está junto a su hermano, si hacemos caso a esa creencia seguro loca pero reconfortante de que las almas gemelas vagan por el Universo cuando el cuerpo muere pero que se acaban encontrando.

Carlos falleció el lunes y Pamplona pierde a sus gemelos más vistos, amables, discretos y cachondos que quizá hayamos conocido, esos tipos que te felicitaban los cumpleaños tal que así: excelente idea celebrar el cumpleaños un 15 de agosto o que, pese a su condición tímida y parca en palabras, eran capaces de sacarte carcajadas con montajes fotográficos y sentencias cortas.

Más de 30 años de fotoperiodismo de calle, de esas ruedas de prensa que tantas hay y de eso que con tanto cachondeo ellos llamaban Grupografía, la fotografía de grupos que tanto suele aparecer en la prensa local. Pues ya están juntos, para tristeza de su familia, amigos, compañeros de Diario de Navarra y compañeros de profesión, que los quisimos de puro buena gente que eran, a los que solo veías enfadados cuando mentaban el ruido de Navarrería, donde vivían. Han servido, Carlos y Pachi. Vuestras fotos y vidas, han servido.