350.000 euros al año. Es la cantidad de dinero que el Ayuntamiento de Huarte destina a mantener la única pista de hielo permanente que existe en Navarra. Le tocó esta china porque en la época del boom inmobiliario el ex alcalde Josetxo Iriguibel se vino arriba con el cemento y el ladrillo, y decidió construir además de un nuevo barrio (Ugarrandia), un gran centro comercial, un museo de arte, un palacio de hielo y balneario, y hacerse con el frontón Euskal Jai Berri. A lo grande. Hoy es el día en que al menos al cubo deportivo se les ha dado una vuelta para su uso local. Pero la pista de hielo es lo que se dice un lastre para las arcas municipales. El Consistorio ha lanzado un SOS al Gobierno foral para que asuma la gestión y financiación de este centro a través de la empresa pública NICDO como ya lo hizo con el Centro de Arte Contemporáneo a través de un patronato. De lo contrario lo chapa. A cinco kilómetros de Pamplona, Huarte invirtió 18,4 millones en estas dos obras faraónicas y pagó religiosamente sus créditos. Hoy, sería una pena que la única pista de hielo que tiene la Comunidad foral se fuera al traste teniendo en cuenta la cantidad de chavales que mueve (3.200 sólo en la campaña escolar). Una isla de hielo por cierto cada vez más de culto en días de invierno en los que la temperatura sube hasta los 18 grados. Calculen el gasto para bajar el bloque a menos ocho y la diferencia que supone que pague la factura el Gobierno (con un presupuesto de 6.300 millones) o el pueblo de Huarte (9 millones).