Alberto González Amador, novio de Isabel Díaz Ayuso, según la terminología que ella misma empleó cuando saltó la liebre de sus presuntos trapicheos para despistar un pastizal a Hacienda: No sé si descuajeringarme de la risa o llorar un océano al leer que le ha echado el rostro de presentar una denuncia contra la fiscal jefe de Tribunal Superior de Justicia de Madrid y el fiscal jefe de delitos económicos del mismo organismo por “revelación de secretos”.

No dudo de que estará magníficamente asesorado por un gabinete de abogados de postín, pero tampoco de lo que el común de los mortales interpretaremos sobre su movimiento: está reconociendo, cuate, que aquí hay tomate. Si es verdad que hay secretos revelados, cabe deducir que también lo es la veracidad de los mismos. Acabará metafóricamente ahorcado por su propia soga.... junto a su ¿amada?