Este concepto feminista se refiere, sobre todo, a la normalización de ciertas prácticas y actitudes que quitan hierro al violador y culpabilizan a la violada. En este sentido, las campañas arcaicas para el Día de la Eliminación de la Violencia de Género impulsadas por la Xunta de Galicia y la Comunidad de Madrid, ambas gobernadas por el PP, entran de lleno en este concepto. La campaña de Galicia le dice a una chica que no debería correr con mallas porque luego pasa lo que no debería pasar, y la de Madrid conmina a las mujeres a que vigilen su copa por si las drogan. No responsabilizan al agresor y ponen el foco en la víctima.

Sin duda estas campañas -tiene razón Irene Montero- promueven la cultura de la violación. Como la derecha no lo pilla, en lugar de un ataque directo, debería haber tirado de pedagogía para evidenciar que los carteles de Madrid y Galicia, según la ONU y la UE, fomentan la denominada cultura de la violación y que, evidentemente, sería bueno un cambio de mentalidad.