En Madrid, tierra de la ultra neoliberal Díaz Ayuso y de su libertad de irte a tomar unas cervezas, la Consejería de Hacienda ha lanzado una campaña reivindicando las propinas en los bares porque “hacen la vida un poco más fácil y los pequeños sueños de quienes nos atienden cada día, el extra que les permite llegar a esas ilusiones tan necesarias”.

Ultraliberales: ¿pretenden que España copie el modelo estadounidense donde las propinas no son un signo de gratitud opcional, que el cliente proporciona al trabajador que le ha atendido en reconocimiento del buen servicio, sino una obligación imprescindible para complementar los míseros salarios que los empresarios pagan a sus camareros?

Sin duda, lo que hace posible una vida mejor es un sueldo digno que no esté al albur de la caridad. Y me alarma que la Consejería de Hacienda fomente el movimiento de un dinero opaco que huye del control, como las propinas.

Les brota del alma. Pues nada, a seguir votando a la derecha rancia de toda la vida.