La perspectiva de género ha adquirido relevancia en la actualidad para resaltar las diferencias de trato entre hombres y mujeres. El caso de Rubiales refleja la realidad cotidiana, donde estas diferencias persisten. Aunque los medios parecen darlo por zanjado, él personifica un arquetipo común en nuestras calles, donde las oportunidades y el trato pueden variar según el género.

Aunque Rubiales ya no tiene cargos oficiales tras su dimisión y destitución, sigue siendo un reflejo de la personalidad intrínseca que encontramos en nuestras calles, donde las desigualdades de género siguen siendo una realidad. Ahora, mientras esperamos el desenlace judicial, nos sirve de espejo incómodo para reflexionar sobre la persistencia de las desigualdades de género y la necesidad de abordarlas de manera más efectiva.

Es sencillo criticar a alguien en desgracia, pero pocos lo hicieron cuando estaba en el poder, y quienes lo hicieron, enfrentaron duras críticas. Rubiales está presente en nuestras oficinas, bares y conversaciones, aunque sólo adquiere relevancia en ocasiones puntuales, cuando los focos lo iluminan. Sin embargo, su existencia es una constante social, personas con su forma de actuar existen porque existirán unas desigualdades permanentes que solo con una efectiva perspectiva de género será apaciguada.