El convento de las clarisas en Belorado sigue siendo un hervidero. Ayer se supo que el convento de Derio ya fue objeto de interés informativo en diciembre de 2020, en plena pandemia, por acoger en su hospedería una fiesta ilegal en la que participaron numerosos jóvenes. Hoy ha roto sus silencio una de las religiosas que se rebeló contra el plan del obispo 'fake' Pablo de Rojas.

Sor María Amparo lleva 62 años ejerciendo de monja. Durante 24 años fue clarisa en Gasteiz y llevaba 20 años en Belorado. En una entrevista al Diario de Burgos, confiesa que decidió dejar el convento cuando "vi el plan que nos proponía el señor Pablo de Rojas".

Ante esta situación, no se quedó callada y cuenta como fue todo. "Nos dicen que vayamos al locutorio a las 16:30 de la tarde y se presenta diciendo que es obispo de no sé qué. Dice: 'desde ahora, yo soy el superior, el que manda en la comunidad, y ustedes están bajo mi jurisdicción'. Y yo me levanté y le rebatí bastante. El Señor me puso las palabras en la boca, lo que tenía que decir: 'Estamos bajo la jurisdicción de D. Mario. Él es el sucesor de los apóstoles para la Archidiócesis de Burgos', le respondí. Él me dice que 'eso no vale para nada, no existe' y más burradas contra la Iglesia. Yo por nada del mundo salgo de mi Madre la Iglesia y por nada del mundo dejo mi obediencia al sucesor de San Pedro, que en este momento es el papa Francisco. Estuvo intentando convencerme, pero estuve muy firme", explica al citado diario.

A su juicio, no era lícito plantear este asunto" sin haber tenido una reunión del capítulo, y me dijo que era una decisión que 'estaba tomada desde hacía mucho tiempo y que todas estaban de acuerdo'. Yo le dije que sor Pilar y yo no sabíamos nada, y las mayores tampoco, y me respondió que, con que hubiera una mayoría era suficiente. Al final, me dijo que, si yo no aceptaba estar bajo su jurisdicción, tendría que marcharme. Así de tajante".

"En ese ambiente ya no se podía estar"

La religiosa no dudó en marcharse. "Fue una decisión firme: tenía que salir. Sobre todo, para no pertenecer a esta secta, por nada del mundo. En ese ambiente ya no se podía estar", asegura.

"El día que me marché le dije a la madre abadesa que no podía seguir así y que me quería marchar, y me dijo que lo hiciera tranquilamente. Las hermanas salieron a despedirme y me abrazaron. De las mayores no pude despedirme", se lamenta.

Sobre si conocía a Rojas, Sor María Amparo dice que hace unos años lo vio en una revista, "y me pareció, con perdón, un 'fantoche', como dijimos muchas, al ver aquello. En ese momento nadie creía en esto. Esto se ha fraguado poco a poco. Ellas sabrán".