El ser humano se ha vuelto tan orgulloso consigo mismo que, por haber utilizado su cerebro y descubierto ciertas cosas, se cree con derecho a querer eliminar el respeto al misterio del existir. Sustituyéndolo por la naturaleza. ¿Acaso la naturaleza de este planeta no es el resultado de cientos de millones de galaxias? ¿Y por qué existe eso?

Hace cuarenta años ya estaban anunciando o prediciendo que en unos treinta años futuros se estaría dominando la enfermedad del cáncer, pero hoy el cáncer cada vez va a más. Y siguen prometiendo lo mismo pero ya no nos fíamos de esas predicciones. Se habla de las enzimas, se habla de la linfa que recorre las glándulas endocrinas de nuestros cuerpos. Últimamente se habla de la mitocondria y la macrobiota. Una se refiere a las paredes de la célula y la buena oxigenación y la otra a los millones de bacterias buenas en nuestros intestinos. ¿Cuál es el terrible fallo de este planteamiento?

Que no se quiere tener en cuenta el factor mental y emocional, negativo o positivo predominante en cada persona. El odio, la fijación en lo negativo que puede llevar a situaciones personales neuróticas, y que todo se quiera convertir en dinero para manipular a las masas. Ahí está la verdad sobre este aumento agresivo y monstruoso del llamado cáncer.