"Esto va demasiado deprisa". Esta expresión la escuchamos habitualmente en las conversaciones de las personas al referirse a los cambios tecnológicos que se están produciendo en nuestra vida. La robótica, los drones, la Inteligencia Artificial, los móviles cada vez más inteligentes, son una constante de noticias. Por otro lado, asistimos a la época de la historia con mayor número de personas longevas en el planeta; para 2050, la ONU estima que habrá 466 millones de personas con más de 80 años, cifrándose, en 2020, en 143 millones. El correr tecnológico y el aumento de la vida comportan nuevas formas de vida distintas a la herencia cultural, social y económica legada. Estamos aprendiendo a tener, de un lado, profesiones nuevas relacionadas con las innovaciones, y, por otro, a la nueva sociedad de la economía de las canas, que poco a poco está teniendo una importancia transcendental en la economía y actividades de muchos países. Sin duda, nos encontramos en movimientos sísmicos sociales que hoy están creando importantes bolsas de desigualdad en espera de que el futuro sea bastante mejor que el momento actual. Estamos aprendiendo para crear un mañana donde la tecnología y la sabiduría de la experiencia humana se unan para crear un mundo mejor.