Adanero y Sayas –dueto histriónico expulsado de UPN– irán hoy a misa. Sin falta. Con devoción. Para encomendarse a Nuestra Señora de la Esperanza, advocación del día en el santoral de la Iglesia Católica española. También conocida como Virgen de la O. Así que pueden acudir a la basílica sita en la plaza pamplonesa del mismo nombre. La misa es a las 6. Hoy domingo y hasta el viernes 23. El párroco de San Lorenzo gestiona la capilla. Ante tan insigne visita, echaría las campanas parroquiales al vuelo. Le encanta hacerlas repicar. En el cerebro de ambos diputados conservadores (sobre todo del escaño a pesar de su expulsión) repica la incertidumbre del futuro político. Son ya miembros de las órdenes mendicantes por un puesto electoral de salida. O en las municipales y forales de mayo, o en las quizá más tardías generales. Van a negociar con el Partido Popular. En junio presentaron Plataforma Navarra (“No es todavía un partido político, pero se le asemeja bastante”, afirmaron): “La alternativa que Navarra necesita para evitar más años de Chivite, Barkos y Bildu en el Gobierno de Navarra”. Los diputados díscolos se rebelaron a la chita callando contra lo pactado entre UPN y PSOE, con ramificación en otro pacto entre Maya y Esporrín. En Madrid, la reforma laboral (no contra su texto sino contra Sánchez). En Pamplona, retirada de la propuesta de reprobación a Maya y apoyo a determinadas inversiones. Esparza, escaldado; Maya, indignado; Esporrín, en ridículo. Sobre todo desde entonces, Adanero y Sayas han recibido encendidos aplausos de las derechas en la Cámara Baja. Sergio podría ser el mejor relevo de Maya. Nacido el 6 de julio de 1979: víspera de San Fermín y año de las primeras elecciones municipales tras la Constitución. Sentimiento e historia. Adanero, de momento títere del guiñol para hipotética moción de censura. El divorcio UPN-PP deberá organizarse con un convenio regulador de intereses. Por imperativa necesidad de sumar.