Hace unos días acudí a ver la exposición que se anunciaba en prensa como novedosa sobre agramonteses y beamonteses y por ser conocedor del tema. A modo de portal, dos grandes grabados de tamaño de puerta, abría la entrada con la sola impresión en ellos de los citados nombres de a dos palmos de altura y adornados de banderolas en la estancia donde se exhiben. Con esas nominaciones nada más se explica al visitante en el primer recuadro documental que “esta exposición introduce al visitante en el legado agramonteses y beamonteses, un legado perceptible hoy en día en el patrimonio material formado por sus documentos escritos y las construcciones religiosas y civiles que impulsaron”.

En general, se aprecia falta de documentos originales, con mayoría de opiniones expresadas con falta de concentración en el tema enunciado de agramonteses y beamonteses. La misma página tratada como documental expone varios hechos que nada tienen que ver con el enunciado de Beas y Agras como entidades, sino que señala hechos a nivel de trifulcas familiares sin mención a ellos, al igual que hechos políticos que no se menciona grupo alguno de ellos como tales. Un artículo no me permite profundizar detalles pero la exposición elude la responsabilidad jerárquica de la monarquía, que se deriva a quienes solo fueron lacayos armados contratados.

El asiento de opiniones a manera de documento es mayoritario y no se concentra en lo que se basa la exposición. En el titulado “La lucha de bandos que dividió el reino”, relata que los citados fueron parcialidades que dividieron la sociedad, presentándolos como protagonistas de decisiones y eludiendo que ambas familias (al igual que otras) se dedicaban a arrendar hombres armados a reyes, príncipes y entes de potestad a cuenta de ser pagados con dinero o títulos y gracias. Constato para el lector que en los siglos XV y parte del XVI no existían ejércitos regulares, por lo que se contrataban lacayos armados que dieron en denominarse mesnadas y los que las daban en alquiler fueron mesnaderos. Es falso pues afirmar que “escindieron la sociedad navarra en dos realidades antagónicas que alteraron la convivencia, asolaron la tierra, desestabilizaron la monarquía y condicionaron el futuro del reino… Episodios sangrientos… entre navarros de uno y otro signo, agramonteses y beamonteses”.

Luego desliga el conflicto entre don Juan de Aragón y su hijo el príncipe Carlos de Viana y hace responsables del mismo a la división de los navarros, exonerando de responsabilidad a los citados jerarcas citados que, por el contrario, fueron promotores y responsables de jugar con sus ambiciones, que llevó a buscar “la hegemonía social y facilitó la conquista de 1512”.

El tercer documento lo titulan en la ARGN de “bandos que dividió el reino”, “la realidad Navarra en dos realidades antagónicas que alteraron la convivencia entre navarros de uno y otro signo agramonteses y beamonteses, últimos enfrentamientos entre navarros de uno u otro signo se produjo en 1522 durante la jornada de la toma de Maya, en el declive administrativo, social y cultural del reino”. Lo demás son repeticiones.

El siguiente escrito titulado La lucha de bandos que dividió el reino para sostener los enfrentamientos que se dieron en la E. M. y que en Navarra se dieron dos realidades antagónicas que alteraron la convivencia, asolaron la tierra desestabilizaron la monarquía y condicionaron el futuro del reino lo que me suena a repetitivo y falto de innovar características para no repetirse. El 5º no llega a cubrir media hoja y lo titula ¿Cómo surgen los bandos? dando preeminencia los odios que hicieron las “parcialidades” en sus conclusiones exonerando a una monarquía capaz de asesinarse entre sus propios familiares.

La aportación de ¿Cómo surgen los bandos? (título de Enseñanza escolar) culpa a Carlos III de crear títulos de nobleza “a citación del rey de Francia” que “constituyó el germen perfecto para el estallido de la guerra” deducción fuera del tema enunciado sin aportar dato alguno de sus comportamientos directos. Más bien novela al titular de otro criterio Traición, odio y juego de tronos. La evolución de las fidelidades del tiempo, La guerra dinástica y la evolución del reino, La guerra de conquista, La intervención castellana y la paz impuesta, La guerra de bandos, un reino impuesto. Los siguientes capítulos desvalorizan cualquier contexto pues derivan a arrojar la visión que el autor de la exposición tiene de la conquista de Navarra.

La cita al capitán Juan de Beamont del año 1462 por haber matado a Miguel de Mendigorría no dice nada que lleve a una guerra civil. Lo primero es que el prior de Jerusalén fue además mesnadero combatía por quien le pagaba y en ese momento servía a Blanca II de Navarra (heredera del reino por designación de su hermano Carlos fallecido y orden de edad, que su padre don Juan hizo asesinarla. El dato no es de guerra civil sino de asesinatos entre aspirantes a reinar.

La aportación sobre un Memorial de gastos hecho el 11 de agosto de 1471 (caja 162) y los problemas producidos en Navarra, tienen su explicación sencilla y se halla en el tomo XLVIII del Catálogo del AGN. Que recoge las gracias y mercedes que está dando a manos llenas el rey liquidando desde los últimos años 60, tras el asesinato del obispo de Pamplona porque asesoraba a su hija Leonor y los posteriores apaños que realizar esta como lugarteniente de su padre para reparar las arbitrariedades de su padre que estaba haciéndose adeptos con el correspondiente perjuicio a quienes les desproveía de los bienes con que subsistían, dándoles a sus allegados.

La situación es clara y rotunda y Leonor como lugarteniente de su padre tuvo sus problemas para pacificar a los perjudicados, pueblos incluidos. No hace falta decir que don Juan beneficiaba a los suyos para hacer adeptos y achicar la actuad levantística de su hija. El problema creado por don Juan viene explicitado en el citado volumen y es clarividente que no hace falta acudir al Archivo porque está publicado extensivamente desde el año 1468 en adelante y el problema proviene de la disputa entre padre e hija y las protestas de pueblos y vecinos ante la princesa se desarrollaron de forma civil.

Mi decepción ver salir a estudiantes de curso con 8 a 10 años, saltando y voceando “agramonteses, beamonteses…”.

El autor es autor del libro ‘Estudio sociológico de la conquista de Navarra’