A primera vista es un estadio diferente al original. La galardonada reforma de El Sadar ha devorado las viejas gradas, las molestas columnas, las cubiertas deterioradas, incómodos pasillos y estrechos accesos. La que a mitades de los sesenta del pasado siglo era una moderna dotación deportiva (¡con luz artificial y con duchas individuales en los vestuarios!, como enfatizaban algunos medios de la época) es desde hace un par de años un resto arqueológico. Sobreviven algunos vestigios ocultos a la mirada exterior. Restos de la fachada original, con las letras del nombre, el escudo y el año de construcción, conservados como un símbolo. También la tribuna alta de Preferencia, la primera ampliación del recinto y una herencia de la presidencia de Fermín Ezcurra, recuerdo perenne de que luchar por algo con la razón en la mano acaba acercando el objetivo, en este caso que la Liga de Fútbol Profesional sufragara la obra ya que el club navarro no había alcanzado los beneficios del Plan de Saneamiento porque, paradójicamente, tenía sus cuentas saneadas.

El proyecto del Muro Rojo se sostiene sobre los cimientos de El Sadar. Aunque exteriormente es un campo nuevo, conserva su esencia entre las nuevas butacas y las gradas con mayor inclinación. Si nos remontamos en el tiempo, encontramos paralelismos con el Campo de San Juan ya que tanto el proyecto de 1967 como el actual siguen una pauta esencial para Osasuna: hacer sentir en la nuca de los jugadores el latido de su afición. Ese era el objetivo de Tomás Arrarás cuando redactó su proyecto para la junta presidida por Jacinto Saldise: trasladar a una obra nueva el ambiente bullicioso de la zona conocida como La Leonera (acogía a los aficionados más chillones, construida por Rufino Martinicorena antes de la guerra del 36) así como el de la enorme pared que era la grada sur tras las últimas reformas. Y lo consiguió, porque El Sadar siempre ha sido una olla a presión. Hoy, la acústica ha multiplicado ese efecto.

Si hablamos de arqueología, si algún día excavan en el estadio, saldrán a la luz diferentes estratos con los que recomponer la historia de todo el fútbol que ha fluido en su césped y de las mil experiencias vividas en sus gradas, vestuarios y, ya más recientemente, en los despachos de su planta noble. Son hasta hoy las vivencias generadas a lo largo de 1.179 partidos de Osasuna en las tres primeras categorías del fútbol estatal, en los diferentes formatos de copa, de promociones y en competiciones europeas. No se puede abarcar más en medio siglo de existencia.

Son más de cinco décadas en las que el fútbol ha pasado de un formato artesanal a otro industrial que mueve miles de millones de euros, de los balones duros como piedras a los diseñados con nuevas tecnologías, de las botas con tacos de acero a las suelas multitaco, de la hierba al césped mitad natural mitad artificial, de los cartelones de un rudimentario marcador manual a las pantallas de última generación, del olor a humo de farias y pacharán en vasitos de plástico al no smoking no drinking (al menos donde tiene ubicación el pueblo llano).

Panorámica del estadio de El Sadar en un encuentro del equipo femenino. Oskar Montero

Dos estadios en uno

Con la piel renovada

Inaugurado el 2 de septiembre de 1967 con un partido en el que curiosamente no intervino el equipo propietario (Zaragoza-Vitória de Setúbal), El Sadar celebra hoy su 55 cumpleaños y lo hace con una piel renovada, joven. El envoltorio es diferente, pero las cosas importantes, las que han marcado la historia de un club que pronto cumplirá 102 años, han ocurrido en el verde. Ahí abajo jugó Osasuna su primer partido oficial el 17 de septiembre, ante el Sporting de Gijón. Estaba encuadrado entonces el equipo en Segunda división; casi un año después el estadio con capacidad para cerca de 25.000 espectadores abría sus puertas al Campeonato de Tercera división. “Llenar hoy El Sadar es muy difícil”, asumía la prensa de la ciudad, tanto por lo grueso del aforo como por la deserción de la afición ante la caída en picado del equipo. Hubo que esperar hasta el 7 de septiembre de 1980 para acoger un encuentro de Primera; apenas cinco años después, en octubre de 1985, estrenaba competición europea con un histórico como el Glasgow Rangers como rival.

En este largo periodo de servicio, el estadio ha celebrado más permanencias que ascensos, una fiesta que en la mayoría de las ocasiones ha habido que perseguir lejos de Pamplona. Solo el 4 de junio de 2000 la afición pudo echarse al campo para festejar el retorno a Primera tras derrotar por 2-1 al Recreativo de Huelva.

También ha sido El Sadar lugar de acogida para partidos oficiales de otros equipos como Oberena o Real Sociedad, selecciones como la española o la navarra y torneos de verano de cuando los campeonatos de Liga comenzaban en septiembre y había que rellenar el mes de agosto con algo más que entrenamientos. Sin olvidar tampoco algún concierto multitudinario, actos culturales y hasta un encuentro de fútbol americano como el que protagonizaron en marzo de 1998 los equipos Barcelona Dragons y England Monarchs.

El día de su inauguración proclamaban con orgullo que El Sadar era ‘un campo de Primera’, a lo que meses después añadieron con sorna ‘para un equipo de Tercera’ tras su reciente descenso a la categoría de bronce. Pero los datos, que son tozudos, hacen buena hoy aquella primera afirmación: de los 1.179 partidos jugados hasta hoy, 598 han sido compitiendo en la liga de los mejores; en Tercera solo fueron 95 (pero que pesaron como mil en el ánimo de una paciente afición que no avistaba la salida de la crisis deportiva más profunda de la historia junto a la de la década de los cuarenta).

El Sadar alcanzó el millar de partidos el 17 de diciembre de 2013. No fue una cita de campanillas: Osasuna recibía al Málaga en la vuelta de los dieciseisavos de final de Copa, una eliminatoria que traía un 3-3 de la ida y que se resolvió a favor de los rojillos tras el 1-1 en Pamplona. Jugaron aquel histórico partido: Riesgo; Damiá, Oier, Arribas, Joan Oriol, José García (Roberto Torres), Gato Silva, Cejudo (Loties), Puñal, Armenteros y Omwu (Oriol Riera). El gol de Osasuna lo marcó Weligton en propia puerta.

Desde que se alcanzó aquella cifra redonda, cabe destacar tres hechos que quedan en la memoria de la afición por inusuales; uno tiene que ver con los dos partidos de promoción a Primera disputados en los albores del curso 2015-16 contra Nàstic y Girona (había otros cuatro precedentes pero siempre a medio camino entre Segunda y Tercera); otro señala al dato inédito de un partido que no llegó a celebrarse pese a figurar en el calendario: el Osasuna-Reus de la temporada 2018-19; y por último, el derbi ganado al Athletic (1-0) el mismo día que el club alcanzaba sus cien años de vida.

Ofertas de compra

Florentino y Antoniutti

El Sadar ha cambiado de cara pero no ha movido un solo metro su ubicación: está donde se levantó. Las alternativas para que se trasladara a otras parcelas se fueron descartando. También hubo que superar algunas reticencias iniciales del Ayuntamiento de Pamplona que en mayo de 1966 denegaba la autorización al club: “Unos cuantos árboles tienen la culpa”, apuntaba un periódico local. Por cierto que el Consistorio firmó la escritura de venta el 2 de diciembre de 1967 ante el notario García Repáraz.

Hoy, la expansión de la ciudad lo ha rodeado de dotaciones deportivas, educativas y viviendas que han crecido sobre campos y solares de viejas industrias. Esa expansión que se veía venir a finales de los años noventa provocó no pocas especulaciones y rumores sobre el futuro del estadio. Las más extendidas apuntaban a intereses de promotores inmobiliarios por la compra del recinto para construir viviendas en tiempos que el club estaba de nuevo endeudado.

El presidente Javier Miranda (1998-2002) contaba con cifras en la mano los cálculos de un constructor local que le planteó una oferta beneficiosa para ambas partes y que sugería la construcción de un nuevo estadio en otros terrenos. Un miembro de su junta directiva ratificaba que Florentino Pérez, presidente del Real Madrid con el que Miranda trabó amistad, le tanteó sobre la posibilidad de comprar El Sadar y a cambio construirle, a través de una de sus empresas, otro estadio.

Hoy El Sadar es propiedad del Gobierno de Navarra, recibido en dación en pago para resolver las deudas del club con la Hacienda Foral. En este periodo de presidencia de Luis Sabalza también se habló de la posibilidad de que Osasuna dejara el recinto en manos del Ejecutivo y construyera uno nuevo. Así al menos lo contó en junio de 2017 Pedro Baile (cuando había abandonado la junta directiva). Según expuso en conferencia de prensa, Sabalza y el gerente Ángel Ardanaz planteaban construir un nuevo estadio en el parque de Antoniutti, un proyecto de 80 millones de euros, para lo que llegaron a mantener contactos con el Ayuntamiento.

El Sadar, en otro tiempo también Reyno de Navarra, sigue asentado 55 años después junto al minúsculo río, casi una regata, del que recibió el nombre.

Primera División

598 partidos

Más de la mitad de los partidos que Osasuna ha disputado en El Sadar llevan el sello de Primera división, categoría en la que jugó el primer encuentro el 7 de septiembre de 1980.

Segunda División

351 partidos

Un Osasuna-Sporting de Gijón fue el primer compromiso oficial que acogió el recinto, dos semanas después de su inauguración. El resultado fue de empate a un gol.

Tercera División

95 partidos

El Sadar ha visto, como pocos estadios, a grandes equipos de España y Europa que acaparan títulos y a otros muy modestos en los años de Tercera. 

Copa del Generalísimo

11 partidos

El torneo que llevaba el nombre del dictador tiene corto recorrido: el primero fue un Osasuna-Castellón (1-0) el 22 de octubre de 1967 y el último un Osasuna-Málaga el 11 de febrero de 1976.

Copa del Rey

99 partidos

En tres ocasiones el recinto rojillo ha albergado una semifinal: en 1988 frente al Barcelona (0-0), en 2003 ante el Recreativo de Huelva (2-2) y en 2005 contra el Atlético de Madrid (1-0).

Copa de la Liga

5 partidos

Competición de corta vida disputada a final de temporada, entre 1983 y 1987, que no recuerdan ni los aficionados más veteranos. Un experimento frustrado.

Promociones

6 partidos

Algunas promociones han proporcionado grandes momentos al osasunismo, en particular la victoria ante el Cádiz en 1986-87 y los recientes partidos con Nàstic y Girona.

Champions League

1 partido

Fue en la fase previa, no sonó el himno y costó una llorada eliminación, pero aquel partido con el Hamburgo es uno de los hitos más altos en la historia del club.

Copa de la UEFA

13 partidos

Siete encuentros de esta competición continental se jugaron en El Sadar en la temporada 2006-07, entre ellos la semifinal contra el Sevilla.

Total

1.179 partidos

La media de partidos por temporada es de casi 22. El curso más prolífico fue el 2006-07 con un total de 30: 19 de Liga, 3 de Copa, 1 de Champions y 7 de UEFA.