Hace unas semanas nos preguntábamos en estas mismas líneas si se estaba entrando en la Zona Budimir al llegar al tramo final de Liga. Perdón por haber dudado. Era verdad, nos estábamos adentrando en ese periodo de tiempo en el que el croata se convierte en un killer letal. El delantero ha cogido la faceta goleadora rojilla hasta el final y, contra el Girona, tuvo dos minutos gloriosos que acabaron por lanzar a Osasuna a Europa. 

No se sabía allí por abril que a Grecia se va por Croacia pero Budimir se ha empeñado en que todo Pamplona lo supiera. Pero ojo, para ir al país balcánico se sale de Noáin, localidad de Kike Barja. El extremo se ha hecho con un hueco en el once pese al nivel extremadamente alto de Abde y, además, ha descubierto una conexión con Budimir que ha dado muchísimos réditos a Osasuna.

Aunque el espíritu sacrificado de la rojez le hizo sufrir un poco más de lo que la realidad marcaba, Osasuna se ha clasificado para Europa con solvencia y lo hizo aprovechando el hueco que él mismo dejó al perder la final de Copa. Como recordó Arrasate, alguno fue con el Madrid en balde. La clasificación rojilla supone un empuje para el proyecto del primer equipo, pero también una cuestión de empaque para que si, alguno de los 84 ojeados desde Lezama, tiene dudas, tenga claro que, ahora mismo, cual es el proyecto que más le puede servir para triunfar y jugar en Europa.

Pero bueno, intentando mirar un poco más allá, la temporada que viene se plantea como un verdadero reto para Osasuna.Se doblan las competiciones en las que va a jugar el equipo rojillo, de dos a cuatro. Los de Arrasate tienen que poder afrontar estas competiciones sin olvidar, obviamente, que el principal objetivo tiene que ser asegurar la salvación, algo que a los conjuntos más humildes les suele costar cuando entran otras competiciones en liza. 

Y, además, tiene que recordar constantemente la felicidad que ha producido a sus aficionados sin perder la ambición cuando se ha conseguido lo básico. Sevilla fue un punto de inflexión que se puede consolidar en Atenas (si la UEFA no sanciona al Barcelona, claro). ¿Complicado? Todo es cuestión de soñar, como suele decir Braulio.