Osasuna ha iniciado de manera fantástica la nueva etapa de la temporada, con la Liga como única ocupación, y se ha lanzado a tranquilizarse en la clasificación, ya suma 25 puntos, cosa que le va a venir muy bien para bajar las revoluciones en momentos cruciales, ahuyentar la ansiedad y la necesidad, y no complicarse la vida, como le llegó a ocurrir ante el Getafe. Frente al conjunto madrileño, el antídoto al fútbol, el equipo de Arrasate logró una gran victoria, muy sufrida para el desarrollo de los acontecimientos, porque se puso a dos goles de distancia en el marcador, pero que se vio peligrar después del empate. En medio de unos minutos caóticos, con Osasuna moviéndose en las arenas movedizas de un marcador incontrolable y con Sergio Herrera en plan salvador en un mano a mano en el que todo el estadio tembló cuando sacó la mano en un remate en soledad de un delantero rival, apareció Areso. Como un cohete.

Al lateral le había apartado de la titularidad en la Liga la paliza que se había metido en el cuerpo frente a la Real Sociedad en la Copa hace unos días, pero el de Cascante saltó al campo con el ánimo intacto y con minutos suficientes como para derrochar toda la fuerza que latía en el banquillo. Por eso, cuando en una jugada clásica por su carril derecho siguió la pelota hasta el infinito y más allá a sólo diez minutos del final, todo seguía en lo contidiano.

Lo que no estaba previsto es que su zapatazo desde casi el banderín, más centro que disparo a puerta en medio de una pugna con un defensor, superara al portero, tocara en el poste y se marchar a la red. Un golazo imprevisto, un tanto memorable, una diana para anotar entre las mejores que se ha vivido en el estadio –la mejor del nuevo El Sadar, desde luego– y también en los anales del osasunismo. El gol, además de lo esplendorosa de su ejecución, tuvo el punto mágico de ser decisivo, de entregarle los tres puntos al equipo, de ser un regalo para el aficionado que respira con el aire que le dan los futbolistas y que está dispuesto a vivir este tramo del campeonato de la mano, listo para ilusionarse.

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Fotos del Osasuna - Getafe: ¡Búscate en la grada de El Sadar! Patxi Cascante/Oskar Montero

Osasuna no sólo logró una victoria importante para la clasificación, sino que la emoción del triunfo sirve para recordar que en la Liga suele estar lo mejor y que los puntos en casa tienen un sabor especial, una dulzura que quizás tapa anteriores amarguras, y algunos sinsabores.

Fue un encuentro muy especial, en lo balompédico y en lo anímico, que van de la mano, en lo vivido, en lo temido, en lo sufrido y en lo gozado. Hasta que Raúl García marcó, que fue pronto –a los nueve minutos–, el partido estaba siendo un recuento de zancadillas para evitar el ritmo –cuatro faltas y dos fueras de juego en tres minutos–. El tanto del delantero, tras pase excelente de Pablo Ibañez –el centrocampista fue una de las novedades del once y uno de los elementos destacados en la mini revolución sobre un sistema que funciona, 3-5-2–, le dio a Osasuna el mando sobre el encuentro en todos los sentidos, algo a lo que no se opuso el Getafe, porque no encontró el modo de interferir en el ímpetu de los rojillos, con más determinación con y sin la pelota, más rocosos en las disputas y superiores.

De hecho, estaba el Getafe en una posesión inofensiva para engordar la estadística cuando Iker Muñoz cazó el segundo gol. Hubo una pugna contra dos zagueros de Ante Budimir y una acometida del balón con genio por parte del centrocampista, que soltó un zurdazo de los que huyen del portero, con trayectoria hacia afuera. Un golazo, la calma. Quizás.

Osasuna estuvo a punto de liquidar la versión light del Getafe a los diez minutos de la reanudación con un remate de cabeza de Raúl García que sirvió para el lucimiento del meta, David Soria. 

El equipo de Bordalás le había dado un repaso a los apuntes en el vestuario durante el descanso y había saltado al campo con más temple, más garra para avanzar, hacerse sentir. Bien encauzado su juego ofensivo por Greenwood, un futbolista muy encima de la calidad de cualquier otro, el conjunto madrileño hizo lo impensable. Se encontró con un buen gol de Borja Mayoral, en una acometida en el centro del área pequeña que cortó a los zagueros de Osasuna, y después con una sorpresa en el tanto del empate de Maksimovic. Un remate de cabeza en el primer palo en un córner le sirvió al Getafe pare creer y a Osasuna, para dudar, porque los fantasmas acuden con facilidad cuando hay miedos que quitar, o cuando el ánimo tiembla, o se viene de un disgusto –como el partido de Copa ante la Real Sociedad–.

Se le había puesto el partido peligroso a Osasuna precisamente por esto, porque el Getafe comenzó a enredarse en su fútbol de comodidad –se rompía el ritmo del juego con consciente habilidad– y de esa nebulosa salió la acción para zanjar la remontada. Un error de Rubén Peña dejó a Jordi Martín en un mano a mano con Sergio Herrera que, adivinador del futuro, no se equivocó en el gesto final del remate del delantero y desbarató un gol cantado. Un drama en la grada.

Si antes el partido había estado ganado y se había sentido perdido entonces en un suspiro, tampoco estaba claro cómo darle la vuelta al colapso de la situación. Menos para Areso, que fue hasta el final y creyó.

Ficha técnica:

3 - Osasuna: Sergio Herrera; Peña (Areso, m. 73), Catena, David García, Juan Cruz, Mojica; Pablo Ibáñez (Darko, m. 66), Iker Muñoz (Torró, m. 86), Moi Gómez (Aimar, m. 66); Raúl (Arnaiz, m. 74), Budimir.

2 - Getafe: Soria; Djené, Alderete, Gastón (Jordi Martin, m. 46), Rico; Maksimovic, Milla, Aleñá (Carmona, m. 46); Greenwood, Ünal, Mayoral.

Goles: 1-0, m.9: Raúl García de Haro. 2-0, m.30: Iker Muñoz. 2-1, m.64: Mayoral. 2-2, m.68: Maksimovic. 3-2, m.80: Areso.

Árbitro: José María Sánchez Martínez (Comité murciano), asistido por Cabañero Martínez y López Mir. El colegiado murciano mostró amarilla a Raúl García, Moi Gómez David García y Juan Cruz por parte de Osasuna. A Milla, Iglesias, Carmona y Maksimovic por parte visitante.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigesimoprimera jornada de LaLiga EA Sports disputado en El Sadar ante 18.811 espectadores. Los equipos ganadores del Torneo Interescolar de Navidad en categoría femenina y mixta se fotografiaron con el once titular del CA Osasuna antes del inicio del encuentro.