Pronto hará once años del debut de Unai García. Fue en el último partido de la temporada 2012-13, en el Bernabéu (4-2). Tenía 21 años y un largo recorrido por las categorías inferiores. Pero aún debería esperar otros dos años, con una cesión al Tudelano, para abrirse un hueco en la formación.
Desde entonces ha sostenido una intensa lucha contra la competencia y contra las lesiones. En los últimos doce meses, por unas causas o por otras, Arrasate ha contado poco con él. El entrenador, sin embargo, le ha puesto siempre como ejemplo de alguien que dignifica el escudo del club y personifica el sentimiento de pertenencia. Es un capitán y cumple con su jerarquía.
Unai García era un ídolo infantil para Jorge Herrando. El defensa de Campanas, a quien su convecino Martín Monreal puso ante los focos con 15 años en vísperas de un partido contra el Real Madrid, también ha estado en la lista de espera y haciendo méritos en la UD Logroñés. Las cesiones nunca son un paso atrás y ahí están Iker Benito en el Andorra y Diego Moreno en el Cartagena haciendo una mili de crecimiento deportivo.
Herrando, que el próximo miércoles cumplirá 23 años, ya comienza a ser un habitual en el equipo titular. Ha llegado la oportunidad y la ha aprovechado con serenidad y evidenciando notables progresos en las disputas cuerpo a cuerpo y en la salida de balón ganando metros de campo. El asentamiento de Herrando tiene mucho que ver con la paciencia y, como él mismo relataba en este periódico, con el acompañamiento de un entorno que no ha permitido que se le fuera la cabeza. Su abuela Milagros no lo consentiría.
Íñigo Arguibide tenía 8 años cuando Unai García debutó en Primera. Su nombre no ha aparecido hasta esta semana entre el grupo de los más señalados (y esperados) de la cantera.
Me refiero a los hermanos Bonel, a Morales… De hecho, ni siquiera ha sido frecuente su presencia en el Promesas, donde Guillem Molina, Adama Boiro y Ander Dufur ocupaban los laterales, puestos más frecuentes en los que ha sido colocado el muchacho. Quizás esta primera aparición de Arguibide solo quede en anécdota… o sea el primer paso de una prometedora carrera.
Otros como Aitor Buñuel o Endika Irigoien han pasado por ese trance con diferente suerte. Su debut ha sido fruto de las circunstancias, de las lesiones, pero no hay nada que mejore eso de estar en el sitio oportuno en el momento justo.
El debut de un canterano es en Osasuna un motivo de celebración. Y de fortalecimiento en los principios. Y de esperanza. Que nueve futbolistas cultivados en Tajonar participaran en el empate contra Las Palmas, la cifra más alta en esta temporada, constata que el club sigue aferrado a sus raíces. Y que las raíces están bien agarradas a la tierra.
Ahí está Unai García, marcando un gol de los que aparecen en los resúmenes de la temporada (y cerca de hacer el segundo en otro remate con el pie tras un saque de esquina); y lo más importante, luchando por seguir en primera fila pese a los pocos minutos de protagonismo. Con Herrando, que no ha llegado ahí con un pase de libre circulación sino por meritocracia. Y con Arguibide para recordar a la cantera que hay trayecto, aunque muchas veces el camino es largo y tortuoso. Es el desafío para los mejores.
