Osasuna sufrió la pegada del Real Madrid, que infligió una derrota incontestable al equipo de Arrasate, quizás demasiado frágil como para salir indemne y sin heridas del combate contra el líder de la Liga. Solo en algunos minutos de la primera parte se sintieron los rojillos cerca de tener algún protagonismo en el partido. Fue durante esos instantes en los que estaba todo por decidir, por conducir. O eso se pensaba. Y todo ello teniendo en cuenta que la entrada de Osasuna en el encuentro fue horrenda, regalando un gol a su rival sin que se hubieran cumplido los cinco minutos. Si ante el Real Madrid hay que ser casi perfecto, el plan se rompió demasiado pronto. Vinicius, autor de dos goles, fue el ejemplo perfecto de cómo se deben explotar los defectos y hacer rodar el partido por el camino deseado.

Hubo un solemne tropezón al principio que encarriló la victoria del Madrid –también incidió en la tranquilidad del equipo para afrontar la faena–, pero también el conjunto de Ancelotti propuso mucho más para ganar, estuvo golpeando a Osasuna hasta colocarle muy cerca de una goleada mayor –Sergio Herrera fue el mejor de los rojillos– y supo explotar las debilidades del equipo navarro, que estuvo apartado de la seriedad que se requiere en este tipo de compromisos, en los que los fallos penalizan más que cualquier otro día. El Real Madrid está lejos del alcance de Osasuna y esa molesta sensación se presentó demasiado pronto en El Sadar. La angustia y desazón de un partido que se sabe sin historia y en los que hay que tragar saliva.

El intercambio de golpes de la primera parte no le podía sentar bien a Osasuna, que se marchó al descanso con el Real Madrid como vencedor momentáneo a los puntos, a los goles. Tampoco es buen negocio abrirle el apetito a un rival voraz, casi siempre hambriento, y entregarle un aperitivo a los cuatro minutos en forma de error monumental. No habían tenido tiempo los jugadores de intercambiar un par de miradas cuando a Catena se le enredó el balón entre los pies ante la acometida de Vinicius y el brasileño se lanzó hacia el primer gol, que resolvió sin pestañear. A Catena se le viene atragantando la temporada porque ha pasado de ser indiscutible a sembrar dudas, esas dudas que retumban en la grada. 

Fue sin embargo esperanzadora la reacción de Osasuna porque fue rapidísima. El equipo de Arrasate también lució que tiene de lo suyo y mostró el estado de gracia de su delantero estrella. Budimir estaba en el sitio adecuado en el instante oportuno después de que Herrando acertara a redirigir la pelota tras el lanzamiento de un córner. El croata sumó su décimoquinto gol y dejó su tarjeta de visita, la de uno de los arietes más competentes de la Liga.

Empujados por este exitoso intercambio de zarpazos –sangre llama a sangre–, Osasuna y Real Madrid se lanzaron a pecho descubierto y Sergio Herrera evitó los goles de Vinicius y Rodrygo instantes antes de que Lunin le sacara la manopla a Areso, indomable entonces por todas partes, que había probado fortuna desde el borde del área. Pero el Madrid volvía hambriento y esta vez llegó hasta el final. Fue una jugada rara en la que Brahim centró a la desesperada desde el flanco izquierdo dentro del área y Carvajal apareció por la puerta trasera desde la derecha para rematar con el exterior. 1-2, un sopapo con solo 18 minutos jugados.

Osasuna debió sentirse fundido porque el partido se detuvo y el balón se fue para el Madrid. Sólo hubo una reacción en los instantes finales, cuando volvió la presión. Arnaiz probó a Lunin en un lanzamiento lejano, pero el Madrid, profundizando por los caminos abiertos de un equipo rojillo menos sólido que lo necesario, estuvo cerca del gol con Vinicius y en un auto remate de Mojica que desvió a córner Sergio Herrera. El meta estaba sostiendo a su equipo cerca.

El partido requería por el lado de Osasuna un cambio radical y no llegó, al contrario. Su comparecencia tras el paso por los vestuarios no supuso un retorno vigoroso y el encuentro comenzó a desnivelarse todavía más para el Real Madrid. No había pasado nada en quince minutos, cuando en un contragolpe Brahim sentenciaba tras una carrera rapidísima y toque ajustado. El equipo de Arrasate, que sucumbía con el tercer gol en contra, tocaba fondo con el cuarto tanto obra de Vinicius, también al contragolpe.

El delantero brasileño estuvo a punto de hacerle un buen salchucho a Osasuna en algunas de sus apariciones por el flanco izquierdo, como casi escribe el drama Rodrygo, un delantero con más clase que su compatriota y menos reconocimiento de lo que hace, que se topó dos veces con Sergio Herrera. El gol de Iker Muñoz, que restaura el marcador final de una derrota muy dolorosa, se produjo entre los zambombazos del Real Madrid, disparo al larguero influido, que casi tiñen de goleada abultada el resultado final.

ALINEACIONES.

OSASUNA: Herrera; Unai García, Catena (Iker Muñoz, min.70), Herrando (Cruz, min.79); Areso, Moncayola, Torró, Moi Gómez (Ibáñez, min.69), Mojica; Arnaiz (Rubén García, min.69) y Budimir (García de Haro, min.70).


REAL MADRID: Lunin; Carvajal, Tchouameni, Rüdiger, Mendy (Fran García, min.85); Camavinga (Nacho, min.72), Valverde, Kroos (L.Vázquez, min.77); Brahim (Modric, min.72), Rodrygo y Vinícius (Güler, min.85).


--GOLES: 0-1, min.4: Vinícius. 1-1, min.7: Budimir. 1-2, min.18: Carvajal. 1-3, min.61: Brahim. 1-4, min.64: Vinícius. 2-4, min.90+1: Iker Muñoz.


--ÁRBITRO: Martínez Munuera (C.Valenciano). Amonestó con tarjeta amarilla a Herrando (min.31), Torró (min.55) y Unai García (min.63) en Osasuna, y a Vinícius (min.44) en el Real Madrid.


--ESTADIO: El Sadar, 22.430 espectadores.