Osasuna encajó una dolorosa derrota en Granada. Por lo abultado del resultado (3-0), que pudo ser aún más escandaloso de no mediar alguna que otra intervención de mérito de su portero Sergio Herrera y la falta de tino de los atacantes del cuadro nazarí, y por la pésima imagen que ofrecieron los futbolistas de Jagoba Arrasate, sobre todo en un segundo tiempo para olvidar. La estadística refrenda que los rojillos no atraviesan por su mejor momento, sino todo lo contrario, ya que han perdido cinco de sus últimos seis compromisos ligueros y llevan estancados en los 39 puntos desde que el pasado 30 de marzo conquistaran su hasta ahora último triunfo: 0-3 en el campo del colista (y descendido matemáticamente desde este pasado sábado) Almería. El conjunto navarro cayó después en El Sadar contra el Valencia (0-1), en Vallecas contra el Rayo (2-1) y contra el Granada (3-0), encajando de esta forma tres derrotas consecutivas por vez primera en lo que va de temporada. La peor racha del curso.

A Osasuna le penalizó su nula efectividad en ataque, sobre todo en una primera parte en la que el Granada se adelantó en su primer lanzamiento entre palos (eso sí, el del uruguayo Facundo Pellistri fue un golazo), mientras que, ya con el marcador en contra, el cuadro rojillo, o mejor dicho, Raúl García de Haro se topó con la mano del portero argentino Augusto Batalla y casi a continuación con el poste.

Fue un palo para Osasuna marcharse al descanso por detrás en el electrónico, pero, lejos de reaccionar tras el paso por el vestuario, el Granada no tardó ni tres minutos en aumentar su renta en una contra que el albanés Myrto Uzuni, que una jornada más saltó al terreno de juego infiltrado para paliar los dolores derivados de una tendinopatía aquílea que le está trayendo desde hace un mes por la calle de la amargura.

Que Sergio Herrera se erigiera en el mejor jugador de Osasuna en un partido en el que los rojillos acabaron goleados (3-0) por un equipo que acumula sólo cuatro victorias ligueras en 33 jornadas se convierte en la demostración de que los rojillos no estuvieron a la altura, como tampoco lo hicieron en el tramo final de la derrota con el Rayo (2-1), ni en el duelo con el Real Madrid en El Sadar (2-4), ni en Girona (2-0).

Con la zona de descenso a 13 puntos, con sólo 15 en juego, y sin opciones de repetir clasificación europea, a Osasuna se le presenta ahora un doble reto: cortar su mala racha y lavar su pésima imagen.