La peña La Veleta, fundada en 1929 (es usual señalar 1930 o 1931 como fecha fundacional, pero en 1929 ya se encuentran las primeras referencias en la prensa de Pamplona), es conocida, sobre todo, por haber sido la creadora del atuendo sanferminero o de pamplonica, la ropa blanca con pañuelo y faja de color rojo que se ha hecho imprescindible, casi obligatoria, durante los Sanfermines y las fiestas de muchas otras localidades navarras. Es usual señalar la fecha de 1931 como la de la primera ocasión en que la peña salió a la calle de tal guisa, luego copiada por otras peñas y que con los años acabaría extendiéndose a toda la población. El dato se ha venido dando por bueno ya que su fotografía más conocida, que ha sido muy reproducida, era precisamente de ese año; es obra de Gerardo Zaragüeta y se publicó en La Voz de Navarra el 11 de julio de 1931 (este periódico fue el primero de los rotativos navarros que introdujo la fotografía con carácter habitual para ilustrar sus informaciones).

Sin embargo, hurgando en las hemerotecas he podido comprobar que ya en los Sanfermines de 1930 los mozos de La Veleta salieron a la calle vestidos de blanco y rojo. La Voz de Navarra publica los días 11 y 12 de julio de 1930 sendas fotografías de Zaragüeta donde así posan los miembros de la peña ante la pancarta de aquellas fiestas. A diferencia de la pancarta de 1931, aquella no llevaba escrito el año, lo cual ha provocado que las imágenes se hayan reproducido en diversas ocasiones pero sin precisión sobre su fecha o indicando genéricamente la de “años 30”. Existe otra fotografía similar de José Belzunce disponible en la Fototeca de Navarra, correctamente fechada en 1930, pero que mueve a error porque se indica: “Retrato de grupo, los miembros de la peña “La Única” vestidos de blanco con la pancarta, rodeados de un grupo de personas, posan en la plaza del Castillo de Pamplona durante la celebración de las fiestas de San Fermín”. Quien redactó ese texto confundió las siglas “L. V.” de La Veleta con “L. U.” de La Única. Que se trata de la primera resulta evidente haciendo la comparación con las fotos de Zaragüeta. 

Peña La Veleta. ‘La Voz de Navarra’, 11 de julio de 1930. Colección Zaragüeta, Museo de Navarra. Archivo

Así que procede anticipar en un año la fecha que usualmente hemos admitido como de invención del uniforme sanferminero; fue en 1930. Cabe añadir que en 1931 ya hubo al menos otra cuadrilla de mozos que copió la indumentaria de La Veleta; se trata de la peña Gau Txori, que es retratada también por Zaragüeta en La Voz de Navarra de 11 de julio de 1931; La Jarana aparecerá vestida también de blanco en La Voz de Navarra el 9 de julio de 1932.

Prendas "con el decoro debido"

En algunas ocasiones anteriores (por ejemplo, en mi libro Todos se conocían bien, 2023) he relacionado la adopción de ese atuendo por La Veleta con el hecho de que fuera galardonada en 1931 por el Ayuntamiento de Pamplona en una convocatoria “para premiar a las cuadrillas de mozos que con su comportamiento se distingan más durante las fiestas de San Fermín”. Se valoraba, entre otras cosas, “que las prendas que usen han de ostentar el decoro debido y sobre todo han de hallarse bien limpias en cualquier momento”. Se establecían cuatro premios de 400, 300, 200 y 100 pesetas. Solo se inscribieron cuatro cuadrillas de mozos (debían de existir suspicacias, quizás discordias de tipo político, al respecto) y después de las fiestas, el 14 de julio, la Comisión de Festejos decidió dejar desierto el primer premio, el comportamiento de las cuadrillas no debió de ser lo suficientemente ejemplar, pero el segundo correspondió a la peña La Veleta; el tercero fue ex aequo para Gau Txori y La Polar (200 pesetas para cada una) y el cuarto fue para la peña Ariñ Ariñ.

Peña La Veleta. ‘La Voz de Navarra’, 12 de julio de 1930. Colección Zaragüeta, Museo de Navarra. Archivo

A la vista del dato de que ya en 1930 La Veleta había salido de blanco, he de hacer una matización a lo escrito anteriormente. Obviamente, la adopción de la indumentaria por los mozos no pudo estar motivada por la convocatoria del premio; pero sí parece razonable seguir relacionando la causa de esa decisión de la peña con las circunstancias que antecedieron y provocaron aquella convocatoria municipal de 1931.

Críticas al comportamiento de los mozos

En la prensa local se venían haciendo reiteradas y severas críticas sobre el comportamiento de los mozos y la supuesta desnaturalización de las fiestas. “Nuestros Sanfermines, los clásicos, alegres y divertidos Sanfermines que tanta fama dieron a Pamplona arrancando de nuestros visitantes sinceros y grandes elogios, se van convirtiendo, por culpa de todos, en algo extraño que tiene ribetes de carnavalada y hasta de lamentable bullanguería que no debiera encuadrar ni en un inculto villorrio” (“Un ex joven pamplonés”, Diario de Navarra, 26 de junio de 1930); “La alegría de las mocinas va degenerando algo por culpa de gentes intrusas y de mal gusto que, confundiendo la grotesca carnavalada con el festival animado, adulteran los Sanfermines hasta convertirlos en mascaradas” (Juan Pascual Esteban Chavarría, La Avalancha, 5 de julio de 1930); “Vemos nuestras cuadrillas convertidas en hatos de mamarrachos con camisas de colorines y otras prendas ridículas de las que tanto gustan en los pueblos de la Ribera, pero que constituyen un atentado a la estética, al buen gusto y hasta al buen humor” (El Pensamiento Navarro, 5 de julio de 1930). En 1930 el alcalde, el monárquico liberal Francisco Javier Arvizu Aguado, convocó antes de las fiestas en su despacho a representantes de las cuadrillas de mozos, en presencia de la prensa local, para rogarles un buen comportamiento durante las fiestas y, en particular, en cuanto a indumentaria. “Recordó el señor Arvizu que, de unos años a esta parte, la ingerencia [sic] de gentes no nacidas en Pamplona, ha dado lugar a una lamentable transformación de esas “cuadrillas” bullangueras, cuyos componentes han llegado a vestirse estrafalariamente, de modo uniforme y evidente mal gusto, trayendo, como lamentable consecuencia, la de que lleguen a confundirse nuestras clásicas fiestas con un grotesco Carnaval” (El Pueblo Navarro, 5 de julio de 1930).

Peña La Veleta, sanfermines de 1930. Foto de José Belzunce. Archivo

Además, mediante bando el alcalde prohibió “el uso de trajes o prendas de vestir cuyo carácter claramente estrafalario dé tono de disfraz a quien los lleve”. Y fue aún más allá; remitió un escrito al presidente de la Cámara de Comercio, reproducido en los periódicos locales el 6 de julio, en los siguientes términos: “Para evitar que durante las próximas fiestas de San Fermín las cuadrillas de mozos que dan singular alegría a las mismas, empleen vestidos impropios de tales días, desnaturalizando el tradicional carácter de aquellas, he ordenado que las cuadrillas vistan trajes correctos sin dar el carácter de mascarada con tonos raros en vestidos, seguro de que con ello ganará el buen nombre de la Ciudad, por cuyos prestigios deben velar incesantemente los buenos pamploneses; y teniendo en cuenta que son varios los comercios de la Ciudad que se dedican a exhibir telas y trajes cuyo uso está en oposición con lo ordenado por mi autoridad, a fin de evitar perjuicios que pudieran sufrir los industriales, ruego a usted haga saber a los mismos la decisión que he adoptado y cuyo cumplimiento se impondrá con carácter obligatorio”.

"Atender las exigencias del público"

En La Voz de Navarra de 6 de julio “Un comerciante de tejidos” criticaba tal actuación: “El señor Alcalde, debe saber, que los comerciantes de tejidos hoy más que nunca, tienen surtido de clases de tejidos y colores diversos, para atender debidamente a las exigencias del público, y que cuando a un comerciante su clientela le pide una tela determinada, no tiene ni debe preguntar el destino que a la misma se le piensa dar. Desde el momento que haya un fabricante que fabrique una tela, sea cual fuere su clase y color, y un comerciante que la compre, entiendo que no puede prohibirse su venta ni por un Alcalde caprichoso ni por nadie; y si eso quiere llevar a efecto el señor Alcalde de Pamplona, nos veremos los comerciantes obligados a exigir a dicho señor que en nuestros viajes de compras por Barcelona y el extranjero nos acompañe y aconseje sobre qué telas debemos y podemos comprar, puesto que pretende o quiere pretender la prohibición de la venta de ciertos tejidos”. Los munícipes republicanos de 1931, igualmente preocupados por el comportamiento y la apariencia de las cuadrillas, pero con otro talante distinto al del alcalde Arvizu, parece que pensaron que era mejor utilizar la zanahoria que el palo.

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‘La Voz de Navarra’, 11 de julio de 1931. Archivo

Es en el contexto descrito en el cual una nueva peña, La Veleta, decide salir de blanco y rojo, un atuendo que no solo atiende al decoro exigido por el alcalde (no sabemos si con el mejor ánimo de acatamiento o con el no peor de mofarse de él) sino que, además, es vistoso, alegre y festivo. No resultaba del todo novedoso ya que era tradicional en mulilleros, txistularis, dantzaris o pelotaris; en el cartel de fiestas del propio 1930, de Gerardo Lizarraga, se retrataba a un chunchunero vestido de blanco y rojo. La originalidad de La Veleta fue adoptarlo para uniformar a todos los mozos de la peña. Sin duda, una opción muy acertada, tan acertada y exitosa que con el tiempo se la hemos copiado universalmente.