Forman parte de la fiesta, y son casi tan antiguas como esta. Las peñas de Pamplona celebran hoy su día en un año en el que han sacado a la luz el libro de su historia, Peñas de Pamplona. Una historia viva. Se trata de una ingente labor de recopilación de imágenes de los Sanfermines de antaño que merece la pena que vea la luz. Porque los Sanfermines en blanco y negro tienen algo especial, ese sabor de fiesta de los de casa, de horcas de ajos colgadas al cuello, de pasacalles hombro a hombro, de patas y artistas espontáneos que sacaban la carcajada de un corrillo improvisado. Y también del paseo de la lechuga en la calle Estafeta, del paraguas de bombillas de colores engalanando la plaza del Castillo, y de la fiesta espontánea, que, como siempre, han sido los Sanfermines.

Las peñas de Pamplona llevan muchos Sanfermines a sus espaldas. Hoy son 16, pero antaño eran apenas dos o tres las que agrupaban a los mozos de Pamplona por San Fermín. “La mayor parte de ellas tuvieron vida efímera, pues su existencia no se extiende más allá de unos pocos años”, y además eran más bien cuadrillas o agrupaciones de mozos, que carecían de estatutos. Según el amplio trabajo histórico realizado por Roldán Jimeno en el libro, “las peñas nacen con un doble componente festivo: las cuadrillas de mozos o mocerías y la fiesta de los toros, un binomio constante en la historia de nuestro pueblo”. Al menos desde el siglo XVI, era frecuente que los Ayuntamientos programaran los festejos (especialmente las corridas de toros y vaquillas), “mientras que las cuadrillas de mozos quedaban encargadas de la animación”.

En Pamplona, se calcula que fue en 1852 cuando las cuadrillas de mozos hicieron su aparición por primera vez en el tendido de sol de la plaza. La primera peña de Pamplona se atribuye a El Trueno, de la que hay constancia hasta por lo menos el año 1876. También se conoce en 1855, la existencia de la Sociedad La Unión, y llegarían después otras como La Constancia, La Armonía, y las sociedades La Maravilla y La Euterpe, a finales del siglo XIX. Ya en el XX, serían ya famosas La Veleta, cuyo origen data de 1902, y tres años después Los de Bronce (1905), que, según se recoge en el libro, nada tiene que ver con la actual del mismo nombre, nacida en 1950. De hecho, la originaria desapareció en 1909. En aquellos años del siglo XX, José Joaquín Arazuri atribuye además, en torno a los años 10 y 20, los nombres de La Cuatrena y La Ochentena, “a la necesidad que tenían las cuadrillas para ahorrar el dinero que costaba el abono para las cuatro corridas y media lidiadas en los Sanfermines”.

En 1903 (otros atribuyen su origen a 1913) surge la peña más antigua que aún se conserva en la actualidad, La Única, y en años posteriores irrumpirían cuadrillas como El Llavín (1914), muy conocidos por sus blusas blancas, La Marea, con su cantilena La Sociedad La Marea/ Os saluda muy cordial/ a todos los forasteros/ y a Pamplona en general. Y más nombres de agrupaciones de mozos de la época fueron Los Acordes, La Cometa, La Capuchaca o La Artística Sociedad... En los años 20, nuevos grupos como La Polar (1925) y Las Quiliquis, La Benéfica, La Indarra (1929), Unión Pamplonés. En los años de la Segunda República, otros nombres muy populares de la época fueron las peñas El Buen Humor, Dena-Bat, La Navarra y San Fermín (diferente a la actual, que data de 1979), y denominaciones tan curiosas como Los Inquietos, Los Inmortales de Pellejerías, Ariñ-Ariñ y Gau Txori. De esta época, datan peñas actuales como el Muthiko Alaiak, que fundó Ignacio Baleztena con el nombre de Zaldiko Maldiko en 1931, o El Bullicio Pamplonés, de 1932. Unos años más tarde, se constituiría también oficialmente La Jarana. En 1940 llegaría Oberena; en 1952, la Alegría de Iruña, y después Aldapa (1958) y Anaitasuna (1949), a los que se sumarían en las siguientes décadas las peñas Irrintzi y las de los barrios: San Fermín, Armonía Txantreana, Rotxapea, San Jorge, Donibane y El Charco.

Hoy, sábado, se celebra el Día de las Peñas, donde, como cada año, estas agrupaciones de pamploneses y pamplonesas sacan a la calle su música y las pancartas que estrenarán en San Fermín. A partir del 6 de julio, ya solo queda sumergirse en su música, y dejarse mecer por el vaivén de sus pasacalles.