Unai Hualde (Altsasu, 1976) repasa este curso político y otea cómo de revuelto puede ser el siguiente, con elecciones en mayo. Hasta la disolución del Parlamento, a principios de abril, quedará un semestre de sesiones, que asume puede resultar “agitado” por la situación económica y el calendario electoral.

Curso político intenso en lo legislativa, con 34 leyes aprobadas. 

–Este curso lo inauguramos con los 50 parlamentarios de forma presencial en los plenos y los 15 en las comisiones. Después de dos años anómalos, la evolución de la pandemia nos ha permitido tener una actividad parlamentaria más o menos normalizada. Eso se ha convertido en mucha actividad, porque los dos años anteriores habían estado muy condicionados por las medidas de emergencia para hacer frente a la crisis sanitaria, pero este ha sido de legislar, no solo las consecuencias sociales y económicas de la pandemia, sino muchos otros temas. Más de 30 leyes, algunas socialmente muy importantes, como la de vivienda, la protección de la infancia y la adolescencia, la ley de cambio climático y transición energética o la reducción de la temporalidad en la Administración. Todas estas últimas con el concurso de las fuerzas de mayoría progresista. Algunas por unanimidad. Yo estoy especialmente orgulloso de dos leyes.

¿Cuáles?

–La ley aprobada este jueves de reparación a las víctimas de abusos sexuales en el seno de la Iglesia. Y la ley que permite la reparación y la ayuda a víctimas de violencia policial y de extrema derecha, también reciente. Junto con la conformación de la comisión para reparar a esas víctimas.

Se avecina un tiempo complicadísimo con esta inflación.

–La consecuencia de la pandemia se ha visto agravada con la invasión de Rusia a Ucrania. Eso está teniendo unas consecuencias sociales, la inflación, por ejemplo, y hay que acertar en las medidas para intentar atemperar esa situación. Todo el mundo está señalando el otoño como un momento importante, veremos qué efecto social tiene y cómo desde el Gobierno y desde el Parlamento podemos atemperarlo.

Preocupa que otra vez estemos con el agua al cuello.

–Sí, hay desde luego un temor de que a pesar de todas las medidas, podamos encontrarnos en una situación económica complicada. Un Gobierno y un Parlamento como el de Navarra tienen las herramientas que tienen, y en la macroeconomía se puede influir de forma muy limitada. Sí podemos intentar conseguir que no se resientan los servicios públicos. Esa es la apuesta que desde 2015 han tenido los Gobiernos progresistas en Navarra, y tenemos un reto ahí, para intentar conseguir que en eso que nos caracteriza, la educación, la sanidad, etcétera, mantener unos estándares de calidad, y no volvamos a vivir lo que vivimos en 2012.

Parece que el Gobierno foral ha pasado una pájara y se ha recompuesto, pero quedan marcas. 

–Creo que en general el curso político ha sido de diálogo y acuerdos entre diferentes formaciones políticas. Hubo un momento que como parte de Geroa Bai nos inquietó bastante al ver unas frecuentes coincidencias del PSN con Navarra Suma en cuestiones en las cuales no se llegaba a un acuerdo entre los socios. Creo que eso es un síntoma de que quizás los mecanismos de coordinación entre los grupos de apoyo al Gobierno son mejorables. Tras esas alertas por esos acuerdos recurrentes después de la reforma laboral, se ha vuelto a la senda del acuerdo entre los grupos de apoyo al Gobierno, y acabamos el curso político de una mejor manera sin olvidar que es necesaria esa reflexión entre las fuerzas que suman 30 parlamentarios, para que no se repitan determinados episodios que hemos visto en este curso político.

Barkos dice que una Geroa Bai fuerte es garantía de un Gobierno progresista y plural.

–Sí, yo estoy convencido de la gran aportación de Geroa Bai al panorama político navarro ha sido la de posibilitar y ser garantía de gobiernos plurales progresistas y alternativos a lo que durante mucho tiempo ha sido la impronta de los ejecutivos en Navarra. En un acto de Geroa Bai dije que si no existiese habría que inventarla. Ha sido absolutamente fundamental el papel de Geroa Bai para que podamos tener desde 2015 la senda de gobiernos de orientación progresista en Navarra. 

¿El entendimiento interno en la coalición está perfectamente encajado? 

– La apuesta del Partido Nacionalista Vasco en Navarra por las coaliciones es una constante desde los ochenta. Lo fue con Nafarroako Abertzaleak, después Nafarroa Bai y después Geroa Bai. Yo creo que se aprendió de la escisión y de la importancia de sumar fuerzas de los sectores progresistas y abertzales en Navarra. Esa apuesta no se ha resentido ni un ápice, todo lo contrario. Que en Geroa Bai durante esta legislatura hayamos vivido la creación de un nuevo partido, hace necesario recomponer la fórmula, y en esas conversaciones para recomponer el acuerdo estamos. 

¿Recomponer en qué sentido? ¿Las listas, el programa electoral?

–El funcionamiento de la coalición, órganos, normas y bases organizativas, todo eso hay que recomponerlo. 

Geroa Socialverdes nació hace año y medio. ¿Esa recomposición no está tardando mucho?

–Bueno, nosotros esperamos que se cierre lo antes posible, que estemos dos partidos, PNV y Geroa Socialverdes, puede facilitar una fórmula de funcionamiento. Tenemos la esperanza de que podremos llegar a un acuerdo justo para los dos partidos. Así lo ha hecho tradicionalmente el Partido Nacionalista Vasco en las coaliciones que ha tenido en Navarra y en la CAV. 

¿Ahora mismo el PNV se siente bien representado en cuanto a reeeditar listas y puestos?

–Estamos negociando; claro, no es la misma situación. Con dos partidos es necesario volver a organizarnos, de manera que la fórmula sea justa para los dos, y que la coalición sea más fuerte, que creo que es el elemento común que nos une, tanto a Geroa Socialverdes como al PNV.

Enrique Maya emplazó hace meses al PNV a colaborar con UPN frente a “los populismos”. De aquello nunca más se supo...

–Yo interpreté aquellas declaraciones como una muestra de bastante hipocresía. UPN tiene un enemigo político claro a lo largo de los últimos tiempos , y ha sido el Partido Nacionalista Vasco y Geroa Bai. Más allá de las palabras deben estar los hechos, y para que haya un mínimo de confianza para el entendimiento, los hechos tienen que acompañar, y la última aportación de UPN ha sido denunciar políticamente al anterior presidente del Napar Buru Batzar y exconsejero del Gobierno, Manu Ayerdi. Hacer emplazamientos al entendimiento con esas actitudes me parece un ejercicio de hipocresía. 

¿Ve posibilidades de que Sayas y Adanero concurran con un partido en las próximas elecciones?

–Están tardando, yo creo, para conformarse como partido. Pienso que han sido cautos al utilizar esta fórmula de la plataforma. A uno se le surge la duda de si pretenden ser partido o confluir con otras opciones de un espectro más conservador o más españolista que el que pueda representar UPN.

Este verano se cumple el 40 aniversario del Amejoramiento. 

–El Debate sobre el estado de la Comunidad adoptó una propuesta de resolución para celebrar unas jornadas el pasado marzo, y abrir una ponencia para estudiar la posibilidad de su actualización. En esas jornadas salió la necesidad de recoger derechos reconocidos en otros estatutos, de revisar el listado de competencias, partiendo de que buena parte sigue incumplido, y revisar el no refrendo de esa norma institucional básica. Cada grupo parlamentario tendrá que posicionarse, pero el compromiso es abrir la ponencia este año.

Su promulgación fue conflictiva en la Transición, parece que hoy no hay una enmienda a la totalidad. 

–Como conclusiones de aquellas jornadas, hay un consenso bastante amplio de que en estos cuarenta años se ha avanzado muchísimo en bienestar para la ciudadanía, en la construcción de instituciones propias, estructuras administrativas que han redundado en una sanidad, educación y derechos sociales como los que tenemos en este momento en Navarra, muy envidiables y punteros. Pero por otro lado hay diferentes sentimientos y percepciones de identidad en la visión de Navarra, que no se plasmaron en aquel texto del año 82. Por lo tanto, en una reforma algún esfuerzo habría que hacer por llegar a un planteamiento más integrador de las diferentes identidades que existen en Navarra. 

¿Estas cuatro décadas han dado lugar a una mayor desconexión con el resto de Euskal Herria o a una reconexión progresiva con esa identidad vasca?

–Durante muchos años ha habido una actuación premeditada durante todos los mandatos de UPN por alejarnos y estar de espaldas a nuestros vecinos de los territorios vascos. Pienso que en los últimos años estamos normalizando la relación, todavía es necesario que pase tiempo, y ver con naturalidad esa relación que durante muchos años ha estado separada por motivos políticos premeditados desde el Gobierno de Navarra.

"LO OCURRIDO EN MELILLA INTERPELA A EUROPA PARA QUE NO SIGA ESTE DRAMA"

Último tramo de la entrevista con Unai Hualde, sobre asuntos de actualidad en el Estado.

Dos cuestiones de impacto. El tema migratorio, después de lo sucedido en la frontera de Melilla y la cumbre de la OTAN. ¿Qué posición tiene el PNV en ambos asuntos?

–Lo sucedido en Melilla interpela a Europa, que tiene que acertar con medidas para que no sigamos viviendo estos dramas humanitarios, también en el Mediterráneo. Medidas que no se están adoptando. En el caso de Melilla además, esto puede estar relacionado con la nueva posición del Gobierno de España con respecto al conflicto del Sáhara, y las declaraciones de Pedro Sánchez, valorando la cuestión como bien resuelta, creo que fueron injustificables. Con esa nueva posición en el Sáhara somos muy críticos, y lo hemos sido también en Navarra, donde tenemos una trayectoria de solidaridad con el pueblo saharaui muy arraigada y de muchas legislaturas. 

¿Y con respecto a la OTAN?

–Creo que es pronto aún para valorar. Se está dando una reorientación, derivada de los últimos conflictos, y vamos a ver si esto verdaderamente responde a una necesidad de protegernos y defendernos. 

¿Qué impresión tiene de Feijóo?

–Entiendo que es una persona que aparentemente parece más moderada, con una sensibilidad mayor por la diversidad territorial, derivada un poco de su propia trayectoria como presidente de la Xunta de Galicia, y por lo tanto, que aboga por un Partido Popular más civilizado. Eso es lo que parece. Pero luego la realidad es que durante su mandato hemos tenido el episodio de Castilla y León, con un Gobierno con Vox ya bajo su responsabilidad. Y por tanto, más allá de las palabras y de las formas, eso son hechos que todavía inquietan, que pueda mantenerse esa tendencia al entendimiento con la ultraderecha.