No hay duda de que la comunidad de La Rioja es uno de esos rincones que lo tiene todo, desde entorno natural a patrimonio y gastronomía suficiente como para no dejar de acudir a recorrerla y conocerla.

Un modo de aunar todos estos aspectos puede ser visitar los monasterios que salpican La Rioja. Enclavados en diversos entornos, consiguieron que a su alrededor crecieran pequeñas comunidades agrícolas, religiosas, culturales, políticas o militares con la suficiente importancia e influencia para llegar hasta nuestros días.

En la muga con Navarra, al este de La Rioja, se encuentra la localidad de Calahorra. En esta localidad se fundó a finales del siglo XVI el monasterio de San José y fueron las monjas de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, las carmelitas descalzas las que desde entecos rezan y trabajan en su interior. Ejemplo clásico dela arquitectura de la época y de la orden carmelita, en su fachada destaca el característico frontón triangular de los monasterios de esta orden. La iglesia es la única dependencia que se puede visitar en la actualidad. En ella estaca el retablo mayor de estilo clasicista. Los más golosos levarse los tradicionales dulces que estas monjas cocinan.

Vista aérea del monasterio de Vico, en Arnedo. Turismo La Rioja

En Arnedo se encuentra el segundo monasterio, el Cisterciense de Nuestra Señora de Vico. Fundado casi siglo y medio antes que el calagurritano por fray López de Salinas, son las hermanas de la Comunidad del Císter las que le dan vida y se dedican a la decoración de porcelana, la repostería y regentan una hospedería. Cuanta la tradición que la Virgen de Vico se le apareció al Kan de Vico, uno d ellos jefes de la comunidad árabe de Arnedo en el siglo XI, aunque se tardó casi 400 años en levantar este templo en su honor.

La frontera con Castilla

La época medieval fue un tanto convulsa en este territorio, especialmente por los enfrentamientos que los reinos de Navarra y Castilla sostuvieron entre ellos y que hacían que estas tierras riojanas cambiara de manos. Quizá por ello en el oeste de La Rioja se encuentre la mayor parte de los monasterios ya que no era del todo extraños que reyes y obispos concedieran a distintas órdenes terrenos donde levantar sus cenobios y mantener así su influencia.

Este puede ser el caso del monasterio de Santa María de la Estrella, en Asensio. En la actualidad su estilo neogótico proviene de su restauración en los años 50 del siglo XX, pero su origen está en el siglo XV, cuando sobre una ermita anterior, Aritzeta, los monjes jerónimos comenzaron las labores para convertirlo en monasterio. Su esplendor coincidió con sus primeros siglos de vida. En el XIX sufrió un importante abandono y lo reconstruyeron los Hermanos de las Escuelas Cristianas, los hermanos de Lasalle. En su interior se conserva el claustro gótico del siglo XV, la llamada Puerta de los Caballeros del siglo XVI entre otros restos artísticos.

El claustro del monasterio de Nuestra Señora de la Piedad, en el municipio de Casalarreina. Daniel Acevedo/ Turismo La Rioja

Continuando en ruta hacia el oeste, la localidad de Casalarreina alberga el monasterio de Nuestra Señora de la Piedad, de comienzos del siglo XVI. Está considerado el primer templo de la península Ibérica en ser consagrado por un papa, Adriano VI, aunque todavía en 1522 era cardenal y regente de España en sustitución del emperador Carlos I. Las monjas dominicas son las que desde el principio han vivido y rezado en él. Del edificio destaca en el exterior la portada de la iglesia, un retablo en piedra, y el claustro mayor, cuyo segundo piso es de una riqueza ornamental apabullante.

Aunque casi toda La Rioja es parte del Camino de Santiago, es Santo Domingo de la Calzada el que se lleva la mayor fama, gracias en parte al milagro de la gallina que cantó después de asada. La orden cisterciense también ha dejado su huella, en este caso con el monasterio de Nuestra Señora de La Anunciación, del siglo XVII. Se puede visitar durante el verano pero hay que concertarlas primero vía telefónica. Como no podía ser de otra manera en la ruta jacobea, cuenta con un albergue para peregrinos. Del interior de la iglesia destacan las capillas que se abren entre los contrafuertes que sostiene la única nave que la forma.

Por la sierra de la Demanda

El pueblo de Cañas, al pie de la sierra de la Demanda, fue el lugar elegido para que la rama femenina del Císter levantar en el siglo XII a una abadía, el monasterio de Santa María de San Salvador, más conocido como el monasterio de Cañas. Su progresivo auge hizo el románico inicial se fuera enriqueciendo con el gótico de la iglesia, de un interior muy luminoso, y la sala capitular, así como su renacentista retablo del siglo XVI. Cuenta con dos museos: la sala de las reliquias y el de Cilla, una bodegas donde se expone las piezas artísticas.

El monasterio de Yuso otoño, al pie de la sierra de la Demanda. Daniel Acevedo/Turismo La Rioja

El conjunto monástico de San Millán de la Cogolla es probablemente el más famoso de los cenobios riojanos. Lo forman dos monasterios, el de Suso, el más antiguo y que se puede visitar en la parte al ta de la montaña, más cerca de las cuevas en las que vivó el eremita Millán entre los siglos V y VI. De su fama y santidad nació el de Suso, que fue creciendo poco a poco en tamaño y estilo entre el VI y el VIII, destacando los estilos mozárabe y románico, aunque incluye partes visigóticas. Para poder conocerlo hay que inscribirse en las visitas guiadas a su hermano Yuso, en la parte baja de la montaña.

En el monasterio de Yuso se conservan las Glosas emilianenes, unas anotaciones en un códice escritas en lengua romance ibérico y en euskera en el siglo X. Se considera que estas últimas son la primera manifestación escrita de ambas lenguas. Esta es una de las razones por las que se le llama la cuna del castellano. En origen, Yuso fue de estilo románico, pero desapareció en el siglo XVI, reconstruyéndose en el estilo herreriano actual. La tradición cuenta que cuando se trasladaban los restos de san Millán desde Suso a Nájera, los animales que lo trasladaba se negaron a salir del valle y en ese punto se levantó el Yuso románico.

Nájera, que iba a ser el destino final de san Millán, fue una importante ciudad dentro del reino de Navarra, hasta el punto de ser el panteón de varios reyes. Este origen navarro tiene el monasterio de Santa María la Real, fundado en 1052, y al que en el siglo XVI se le incorporó una impresionante iglesia de tres naves además del actual claustro. Un paseo por este lugar permite disfrutar del Panteón Real, el de los Infantes, el claustro de los Caballeros y el sepulcro del fundador de Bilbao, Diego López de Haro.

Pero este no es el único monasterio najerano, ya que también en el siglo XVI se fundó el de Santa Elena, aunque solo han llegado hasta nuestros días la iglesia, el claustro y alguna otra dependencia monástica dentro de la clausura. Hermanas Clarisas que viven en el monasterio lo hacen en régimen de vida contemplativa sin salir de sus muros.

El último monasterio del recorrido es el de Nuestra Señora de Valvanera, patrona de La Rioja. Este complejo, en el municipio de Anguiano aunque en lo alto de la montaña, cuenta con un santuario, una iglesia del siglo XV, y la torre de una antigua y anterior iglesia visigótica, que tampoco fue la original que ya que antes hubo un cenobio levantado para recordar el lugar donde se encontró la imagen de la Virgen de Valvanera, data en el siglo IX.