San Fermín no se entiende sin música y sin cánticos. Cánticos que suenan año tras año, y que son uno de sus sellos más inconfundibles. Más de 1.000.000 de gargantas han estado en modo pause durante estos dos últimos años, pero ya están preparadas para llevar hasta el último rincón de la ciudad las notas de las partituras sanfermineras.

Después de empezar tres años a cantar la escalerica: “Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril, cinco de mayo, seis de junio, siete de julio San Fermín”, parece que a la tercera va la vencida. Y es que la letra que Ignacio Baleztena puso a la Diana de San Fermín ​ entre los años 1920-1930, se ha convertido en una de las melodías más populares del cancionero de San Fermín,

Pero dejando a un lado el preámbulo y adentrándonos ya en la fiesta, la música de las txarangas y las peñas, a bombo y platillo, es la protagonista de la calle. El txun txun suena en cada rincón, tanto de día como de noche, y con especial mención al final de la corrida de toros, cuando los mozos y mozas cantan con inagotable energía. Esta recopilación musical es obra, en su mayoría, del músico Manuel Turrillas Ezcurra. Casi todo el mundo tararea sus estrofas, “aquí están, aquí están los chicos de la Aldapa, bailando “zipizapa”... o, por ejemplo, “San Fermín, San Fermín, Viva la peña La Única, San Fermín, San Fermín, Viva San Fermín”.

Cada mañana desfilan por las calles diversas txarangas en las Dianas. Son el despertador sanferminero del Casco Viejo de Pamplona o la señal de retirada para los más juerguistas. Las dianas forman una amalgama curiosa de gente, desde el corredor del encierro, los que llevan toda la noche de fiesta, las familias y algún que otro jubilado. “Quinto levanta, tira de la manta” o “Churros, churros, para desayunar” son dos de los estribillos populares que constan de cuatro melodías -la ‘uno’, la ‘dos’, la ‘tres’ y la ‘cuatro’ o ‘La Gacela’-.

Mozos y mozas cantan al Santo antes del encierro. Javier Bergasa

En la calle

Decenas de gaiteros y txistularis también se unen a la fiesta con su música. De hecho, son los primeros en salir, ya que las primeras notas sanfermineras corresponden a la Biribilketa de Gainza, que suena a puerta cerrada en el zaguán del Ayuntamiento tras el Chupinazo y que, tras 40 años, este 2022 se escuchará en la Plaza Consistorial. Después, los txistularis interpretarán el Agur Jaunak. Tras ello, volverán al interior del zaguán y será el turno de los gaiteros, que harán vibrar y saltar a la gente con el tradicional Ánimo pues.

El Vals de Astráin o Riau-riau de Miguel Astráin es otra de las canciones más populares de las fiestas de San Fermín, aunque su título original es La alegría de San Fermín. Nació como un acto para entorpecer el camino de la corporación municipal hacia el primer acto religioso de las fiestas, las Vísperas cantadas en honor al Santo, durante la tarde del 6 de julio.

Sus versos se entonan con acompañamiento de la banda La Pamplonesa y, también, por las txarangas de las peñas. Se ha convertido en todo un himno de celebración y una seña de identidad de los pamploneses que tiene cabida tanto en las corridas de los toros como en otros eventos a lo largo del año, tal y como ocurre en los partidos de Osasuna en El Sadar.

A las 4, el 6 de julio

Pamplona gozando va

pasando calles y plazas

las Vísperas a cantar

al glorioso San Fermín

patrón de esta gran ciudad

que los pamplonicas aman

con cariño sin igual.

Delante van

chiquillos mil

con miedo atroz gritan: ¡Aquí!

un cabezón viene detrás

dando vergazos y haciendo chillar

¡Riau-Riau!

Detrás vienen los muchachos

en un montón fraternal

empujando a los gigantes

con alegría sin par

porque llegaron las fiestas

de esta gloriosa ciudad

que son en el mundo entero

una fiesta sin igual.

¡Riau-Riau!

Los mozos de blusa

que son los que dan animación

con los pollos-pera

van todos unidos en montón.

Los de La Pamplonesa

detrás vienen tocando

van a honrar a San Fermín.

Toda la ciudad

con movimiento contemplando está

la gran caravana

que alegre hasta San Lorenzo va.

Los del Ayuntamiento

con mazas y timbales

van a honrar a su patrón.

¡Riau-Riau!”

Braulia bailando al son de la Polonesa. Oskar Montero

Costumbres y folklore

La jota es signo de identidad de la Comunidad Foral y sinónimo de celebración. Declarada bien de interés cultural por el Gobierno de Navarra, lleva sonando en las calles desde principios del siglo XX. Fue hacia el año 1900 cuando ya Pablo Sarasate recoge melodías de jotas y las interpreta al violín. Con Raimundo Lanas, ya no se denomina cantador de jotas, sino jotero y sus coplas ya no serán coplas sino jotas.

Existen varias canciones populares y jotas navarras dedicadas a San Fermín. Sus autores: Manuel Turrillas, José Menéndez, José Luis Lizarraga, Joaquín Madurga, Valeriano Ordóñez, Enrique Los Arcos, Joaquín Zabalza, Miguel Nagore, Jesús Martínez y Miguel Garayoa.

Quizás, la jota más conocida es La jota de San Fermín, compuesta por Joaquín Madurga, y que cada 7 de julio, desde 1977, se canta al paso de la procesión de San Fermín por la Plaza del Consejo.

Glorioso San Fermín, venimos a cantarte mayores y chavales con un igual sentir. (bis)

Unimos nuestras voces en un común cantar, que sea el homenaje de nuestro amor filial.

Alegres cantad al santo sin par, con notas de alegría.

¡Excelso patrón, escucha esta voz y danos tu bendición!

Al glorioso San Fermín, cantamos así:

Es la jota de tu Navarra la que hoy te reza, la que hoy te canta.

Es la jota de tu Navarra Fermín bendito, la que hoy te ensalza.

Es la jota de tu Navarra la que hoy te reza, la que hoy te canta.

Con la jota de tu Navarra va la oración del pueblo que te ama.

Es la jota de tu Navarra la que hoy te reza, la que hoy te canta.

Con aires de jota por San Fermín,

con tragos de bota por San Fermín.

Con gaitas, con chistus y tamboril,

el pueblo celebra su San Fermín.

Con aires de jota por San Fermín,

con gaitas, con chistus y tamboril,

El pueblo en alegre cantar,

al Santo Paisano quiere celebrar.

Al glorioso San Fermín, cantamos así:

Pamplona, Navarra, la tierra

te canta.

San Fermín, en tu pañuelo se anuda gente del mundo entero.

Pamplona, Navarra, la tierra

te canta.

Son tus fiestas arco iris, con los

colores del universo.

Pamplona, Navarra, la tierra

te canta.

Otra de las canciones populares del cancionero de San Fermín es el pasodoble. Era un 7 de julio, compuesto por el malagueño Ignacio Román y el gaditano de La Línea de la Concepción, Rafael Jaén, a petición de los hermanos Anoz, que allá por el año 1967 formaban parte de la academia de los citados autores. La letra original decía: “con orgullo de duquesa, se ofendió cuando la quise convidar y al hablarle con nobleza, en sonrisas floreció su brusquedad”. Fue la tonadillera malagueña Marifé de Triana, en 1967, la primera que grabó “No te vayas de Navarra” con un cambio en su letra adaptado a su condición femenina, quedando tal y como la conocemos hoy en día.

Era un siete de Julio cuando lo vi. Me quemaron sus ojos como el carbón, y sentí por mis venas un San Fermín, con los siete toritos de la pasión.

Boina roja en la cabeza, la camisa y pantalón como la cal, y esa estampa de nobleza que es la misma de Tudela hasta el Roncal Y al son de guitarras, la jota navarra, me hizo soñar.

No te vayas de Navarra, si no quieres que me muera, flamencona, no te vayas de Pamplona.

No te vayas de Navarra, que por ti pondré banderas, si lo manda tu persona, flor morena.

No te vayas de Navarra.

Nunca más en la vida lo he vuelto a ver, porque un siete de Julio lo conocí, y cayó bajo el toro como un clavel, en la fiesta navarra de San Fermín.

A mi virgen Macarena, le pedí que me mandara otra pasión, pero esclava de la pena, su recuerdo me requema el corazón.

Y un llanto de amores, deshoja mis flores, con esta canción.

No te vayas de Navarra, si no quieres que me muera, flamencona, no te vayas de Pamplona.

No te vayas de Navarra, que por ti pondré banderas, si lo manda tu persona, flor morena.

No te vayas de Navarra.

Encierro

En la cuesta de Santo Domingo, minutos antes de comenzar el Encierro, las mozas y mozos entonan el popular A San Fermín pedimos para pedir al santo protección en la carrera. La entonan tres veces: a las 7.55, a las 7.57 y a las 7.59 horas.

El primer cántico en la actual hornacina tuvo lugar en el encierro del 7 de julio de 1981, corrido con toros de la ganadería de Pablo Romero y, aunque su autoría es algo incierta, se la atribuye a la peña La Única, obra del Maestro Turillas, y su internacionalización, al grupo Los Iruña’ko.

A San Fermín pedimos,

por ser nuestro patrón,

nos guíe en el encierro

dándonos su bendición

Desde 2009 se añade la estrofa en euskera por iniciativa de los corredores del encierro:

Entzun arren San Fermín

zu zaitugu patroi

zuzendu gure oinarrak

entzierru hontan otoi

Sol y sombra

La plaza de toros de Pamplona es otro de los espacios privilegiados de la musicalidad. Es el feudo de las peñas, verdaderas creadoras de muchas de las canciones que han pervivido año tras año. Ejemplos hay a montones. El himno de Eurovisión, que se canta en el momento del paseíllo, con los brazos en alto y girando levemente las muñecas, la famosa Chica ye-yé, Paquito el chocolatero, con vaivén de pelvis incluido, el diálogo que se monta en el tendido con el Hola don Pepito, hola don José, las increpaciones a los de sombra al grito de ¡Sosos, sosos! o la más popular de todas, la ola, que se ejecuta bajo un grito ensordecedor de oooooooé.

Gigantes y cabezudos

En los últimos años, una canción que ha tomado protagonismo es La Polonesa. Cada día, con la despedida de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, los gaiteros tocan esta melodía. Lo txikis y no tan txikis la tararean al mismo tiempo en que las grandes esculturas de cartón piedra bailan y giran sin cesar. El grupo Ene Kantak ha sido el encargado de poner letra en euskara y es la siguiente:

Erraldoiak dantzan daude

kilikiak jotzen

goazen guztiok festara

mugitu zaitezte!!

dantzara bai bai

festara bai bai

lagunak bai bai

ongi pasatzeko modu onena

kaleak, irriez betetzera

Para terminar por este recorrido de las canciones que marcan los nueve días de fiesta y las 204 horas de música interrumpida, no hay que dejar de citar el famoso Pobre de mí. Es el himno de despedida, de la tristeza... Una canción que nos recuerda que ¡ya falta menos para San Fermín!