Endocrinólogos aseguran que no debería recomendarse incrementar el consumo de alcohol ni animar a iniciarse en él, aunque sea a dosis bajas. Esta ha sido una de las principales conclusiones de expertos reunidos en el 63º Congreso de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), que está celebrando en el Palacio de Congresos de Canarias Auditorio Alfredo Kraus en Las Palmas de Gran Canaria.

En la mesa titulada 'Bebidas alcohólicas. ¿hay evidencia científica para seguir recomendando un consumo 'moderado'?, el doctor Miguel Ángel Martínez-González, Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y Catedrático Adjunto de la Escuela de Salud Pública de Harvard, ha querido puntualizar que tampoco "debería prohibirse" a quienes tienen edades superiores a 45-50 años y lo consumen como parte de su patrón alimentario, sin haber tenido nunca excesos.

Ante la aparición de distintos estudios epidemiológicos. El Dr. Martínez-González ha asegurado que existen más de 100 cohortes prospectivas de buena calidad que muestran menor riesgo de mortalidad, de enfermedad coronaria y de diabetes tipo 2 en quienes mantienen un consumo moderado de alcohol que en los abstemios.

En todo caso, defiende que hay que tener en cuenta tres matizaciones importantes: no se debería recomendar iniciarse en el alcohol a quien es abstemio, los estudios se refieren a adultos con edades, en general, por encima de los 45-50 años y estas investigaciones han valorado principalmente la cantidad de alcohol consumida en general, y no el patrón de consumo (si se consume o no con las comidas, si se prefiere el vino, si se reparte en toda la semana, si se evita o no el consumo en atracón o 'binge drinking').

Igualmente, ha desaconsejado el consumo en atracón y concentrar la bebida en fines de semana. "Es preferible consumir alcohol exclusivamente durante las comidas, nunca con el estómago vacío", señala. Tampoco se debe consumir nada de alcohol si se va a conducir después o si se tienen antecedentes personales de enfermedad mental. En cuanto al tipo de bebida, es preferible el vino, sobre todo tinto, antes que los licores destilados.   

ESTUDIOS OBSERVACIONALES, PERO NO ENSAYOS CLÍNICOS

Por su parte, Miguel Marcos Martín, médico internista del Hospital Universitario de Salamanca y profesor titular de la Universidad de Salamanca ha reconocido que hay datos procedentes de estudios observacionales que sugieren un posible beneficio del consumo de dosis bajas de alcohol en la cardiopatía isquémica, pero no ha sido demostrado por medio de ensayos clínicos. Además, otros estudios, también observacionales, no han confirmado este hallazgo.

Por tanto, "son conclusiones contradictorias, que, junto con la presencia de efectos secundarios claros de su consumo, incluso a dosis bajas, motivan que no debamos recomendar o incentivar su consumo", ha asegurado el especialista en Medicina Interna.

El alcohol es, de hecho, la principal causa de muerte prematura y pérdida de años de vida ajustados por discapacidad en personas de entre 15 y 49 años. En definitiva, las recomendaciones del doctor Marcos son que no debe promoverse el consumo de alcohol por motivos de salud en ninguna situación.

En el grupo que ya consume alcohol de forma regular, y que puede ser difícil conseguir la abstinencia, este especialista coincide con el profesor Martínez-González en poner énfasis en consumir por debajo del límite de riesgo (aproximadamente 100 gramos de alcohol a la semana, que puede equivaler a 1-2 bebidas alcohólicas al día en el caso de los hombres y una en el caso de las mujeres).

Por otro lado, Miguel Marcos ha destacado el papel del endocrinólogo para transmitir las recomendaciones indicadas. "Es muy relevante como profesional de la salud que trata pacientes con alto riesgo cardiovascular, como es el caso de los pacientes con diabetes, y también por su papel central en el campo de la nutrición", ha señalado.

No obstante, "no podemos recomendar el alcohol porque produce cáncer, accidentes de tráfico, dependencia o cirrosis hepática", ha señalado. La recomendación general debe ser no promover el consumo de alcohol y, en las personas que ya consumen, insistir en el límite que no debe superarse y transmitir el consejo de la Organización Mundial de la Salud, compartido por las principales guías clínicas de EEUU y europeas: que es que "cuanto menos alcohol, mejor".