Julián Gurrutxaga, un pensionista de 73 años, fue desahuciado de su caserío en Astigarraga el pasado 20 de marzo, y este viernes, tras casi dos meses, ha accedido al que fue su hogar para recoger sus pertenencias y medicinas.

Nada más llegar al caserío, Gurrutxaga ha señalado que le echaron a la calle “sin previo aviso”. Se encontraba dando de comer a los animales, cuando se presentaron representantes del prestamista con el que contrajo una deuda, acompañados por funcionarios del juzgado. En cuestión de minutos, cambiaron la cerradura sin que pudiera recoger sus pertenencias. Esa misma noche, el Ayuntamiento de Astigarraga le ofreció alojamiento en un piso municipal, donde se hospeda desde entonces.

Dos meses muy largos

Gurrutxaga ha tardado alrededor de 45 minutos en recuperar sus pertenencias. Al salir del caserío, se le ha visto muy emocionado: “Siento un gran vacío. Nací aquí y es el lugar donde he vivido desde siempre. Es muy duro tener que abandonarlo. He cogido la documentación, algunos recuerdos personales y poco más. Estos dos meses sin poder regresar se me han hecho muy largos”, ha indicado Gurrutxaga, cariacontecido.

Detalle de la cerradura del caserío. ARNAITZ RUBIO

Respecto a las posibilidades de recuperar su propiedad, este pensionista ha apuntado que “la esperanza es lo último que se pierde”, aunque “hay que ver hasta dónde llega el proceso”.

A causa de un problema económico, Gurrutxaga recurrió a un prestamista aragonés, Gormedino S.L., y firmó un préstamo de 147.000 euros con un interés del 15% y otro de mora del 29% en el que puso como garantía el caserío Gurutzeta, el mismo que le vio nacer en 1950.

Gurrutxaga ha estado acompañado por miembros de la plataforma Stop Desahucios, el alcalde de Astigarraga, Xabier Urdangarín, la concejala de Bienestar Social, Estíbaliz Neira, vecinos y amigos.

Su abogada ha presentado ante el Juzgado de Primera Instancia número 7 de Donostia los recursos pertinentes en los que se pide la nulidad del lanzamiento, dado que considera que no ha existido notificación alguna y se ha vulnerado el derecho fundamental de Gurrutxaga, que ostenta el usufructo vitalicio del caserío. Estos recursos siguen sin resolución.