Lejos queda aquel 28 de febrero de 2020 en el que se confirmó el primer caso de covid-19 en Navarra, un virus que puso patas arriba al mundo entero provocó una crisis sanitaria sin precedentes.Desde entonces, se han sucedido 8 olas de coronavirus, un confinamiento domiciliario de dos meses, toques de queda y cierres perimetrales para tratar de contener a un virus que desbordó los hospitales y que ha dejado un reguero de fallecidos, especialmente entre las personas más mayores y vulnerables.

Primera ola

Confinamiento domiciliario

El 15 de marzo de 2020 elGobierno central decretaba el confinamiento domiciliario ante el avance desbocado de la pandemia para 15 días que acabaron siendo dos meses. Era una situación nunca antes vivida y con una enfermedad nueva, por lo que, tal y como apunta Salud Pública en un informe publicado esta semana, “el desconocimiento de las características de esta infección, la no disponibilidad inicial de pruebas diagnósticas y posteriormente su disponibilidad limitada, condicionaron las posibilidades de actuación”.

El rápido ascenso de la transmisión desbordó la capacidad asistencial y provocó cientos de muertos en dos meses, especialmente en residencias. El control de la situación tuvo que alcanzarse mediante un confinamiento domiciliario obligatorio gracias al cual se retornó a niveles de incidencia muy bajos en junio. La escasez de pruebas diagnósticas hizo que tan solo se confirmasen en esa primera ola 10.346 casos, pero Salud Pública estima que casi el 6% de la población navarra se contagió entre marzo y junio de 2020.

Segunda ola

Inicio de brotes y restricciones

Tras rebajar la incidencia a mínimos después del confinamiento, la llegada del verano supuso una mayor interacción y el surgimiento de brotes, al principio localizados y después generalizados. Entre mayo y diciembre de 2020 se aplicaron diferentes medidas como toques de queda, cierres perimetrales o grupos burbuja, para frenar al virus, que otra vez volvía a llenar los hospitales. “Se buscó el punto de equilibrio que permitiese el mantenimiento de las actividades productivas de la sociedad y que consiguiese controlar la tendencia del SARS-CoV-2”, apunta Salud Pública.

Tercera y cuarta ola

Inicio de la vacunación y llegada de nuevas variantes

El 27 de diciembre de 2020 arrancó la vacunación contra la covid-19, tras una segunda ola con muchas infecciones, ingresos y fallecidos. No obstante, poco a poco empezó a haber una proporción creciente de la población que había recibido alguna dosis de la vacuna, que evidenció “un potente efecto de reducción de las formas graves de la enfermedad”. Pero ese impacto positivo, argumenta Salud Pública, se vio reducido por la llegada de dos nuevas variantes –Alpha y Delta– que provocaron la tercera y cuarta ola entre enero y junio de 2021.

“Estas variantes, además, se asociaban a un mayor riesgo de desarrollar formas graves de la enfermedad en personas que no habían recibido la vacuna completa”, comenta el informe, que señala que a junio de 2021 se llegó ya con una alta cobertura vacunal en toda la población.

Quinta ola

El brote de Salou y las no fiestas

Al verano se llegó con la mayoría de mayores de 30 años vacunados, pero quedaban los más jóvenes. En junio los niveles de transmisión de covid-19 eran los más bajos desde julio de 2020 pero a finales de junio surgió el brote de Salou, debido al cual se contagiaron cientos de personas jóvenes, que todavía estaban sin vacunar. Al brote de Salou le siguieron las denominadas no fiestas de las localidades navarras, que fueron foco de varios brotes durante el verano y que generaron la quinta ola de coronavirus. En esta situación se llegó al otoño, que acrecentó la incidencia del virus.

Sexta ola

140.000 casos en cinco meses

En diciembre de 2021 irrumpía la variante Ómicron en Navarra, cuya circulación dominante se ha mantenido hasta la actualidad, aunque con diferentes variantes. Entre diciembre de 2021 y marzo de 2022, “la transmisión experimentó un ascenso rápido y se alcanzaron niveles de incidencia no registrados hasta entonces”. Tan solo en las 6 primeras semanas del invierno se detectaron más de 100.000 infecciones, “cifra que superaba a la de todos los casos confirmados anteriormente”. Durante este periodo los grupos de edad mayores de 55 años se vieron menos afectados que el resto, “lo que podría deberse a que habían recibido recientemente la dosis de refuerzo y a su mayor adherencia a las restantes medidas preventivas”, asegura Salud Pública.

 La sexta ola de covid-19 fue, con diferencia, la de mayor incidencia enNavarra, ya que se confirmaron 140.157 casos, cifra muy superior a las cinco olas anteriores juntas, en las que se detectaron 87.251 contagios (aunque no están contabilizados muchos de la primera ola). “La transmisión se produjo con facilidad afectando también a vacunados, ya que la efectividad de la vacuna para prevenir contagios demostró ser menor frente a la variante Ómicron”, señala el informe, que matiza que “la menor virulencia de esta variante y el efecto de la vacuna para prevenir formas graves” hicieron que el impacto de la onda fuese menor que en anteriores olas. “El porcentaje de casos que requirió hospitalización –que había superado el 6% en etapas previas– descendió por debajo del 1%. La proporción de casos que ingresó en UCI (1%) descendió hasta el 1 por mil, y la letalidad de los casos (1%) se situó en el 0,18%.

Séptima y octava ola

Nuevas variantes de Ómicron

En marzo de 2022 llegó un nuevo escenario de control de la pandemia y desaparecieron casi todas las restricciones. La variante Ómicron BA.1 –la causante de la sexta ola– fue descendiendo y acabó siendo reemplazada por la subvariante BA.2, que pasó a ser la dominante entre marzo y junio. “Esta nueva subvariante ocasionó una onda con una incidencia mucho menor que la anterior, afectando en mayor medida a personas mayores de 55 años y especialmente a los mayores de 75”, explica el informe, que señala que con esta nueva variante empezó a evidenciarse la superioridad de la inmunidad generada tras una infección natural, ya que el último estudio realizado demostraba que el 62% de la población tenía anticuerpos de infección pasada.

Tras una leve séptima ola llegó en verano la octava ola de la mano de dos nuevas variantes de ómicron –la BA.4 y BA.5–, que se ha alargado hasta la actualidad. “La covid vuelve a afectar preferentemente a los mayores de 55 años. Esta afectación propicia nuevos aumentos en los porcentajes de casos que requieren ingreso hospitalario o que fallecen”, sentencia Salud Pública.