La carabela portuguesa, también conocida como Physalia physalis, es una especie fascinante de medusa que habita en los océanos tropicales y subtropicales de todo el mundo y ahora también en las playas vascas. Estas medusas, consideradas las más peligrosas del mundo, son unas de las criaturas más hermosas y aterradoras que podemos encontrar en los océanos. A simple vista, su apariencia puede cautivar con sus tonos azulados y púrpuras iridiscentes, pero detrás de esa belleza se esconde un peligro latente.

Una de las principales amenazas de las carabelas portuguesas son sus tentáculos, que pueden alcanzar hasta 30 metros de longitud. Estos tentáculos contienen células urticantes cargadas con un veneno altamente tóxico y doloroso para sus presas y, en ocasiones, para los seres humanos. El contacto con estos tentáculos puede causar síntomas que van desde dolor intenso y erupciones cutáneas hasta problemas respiratorios y, en casos extremos, reacciones alérgicas graves e incluso la muerte si la persona tiene defensas muy bajas o problemas cardiovasculares.

Esto es así porque posee una alta densidad de nematocistos o células urticantes, combinada con un veneno potente con propiedades neurotóxicas, citotóxicas y cardiotóxicas. Y si se encuentra con un ejemplar muerto en la playa, hay que seguir teniendo mucho cuidado, ya que su veneno continúa activo aun cuando yacen inertes.

Además, debido a su flotabilidad y capacidad para dejarse llevar por las corrientes marinas, las carabelas portuguesas pueden llegar a las playas, donde representan una amenaza para los bañistas desprevenidos. Una picadura puede arruinar un día de playa e incluso requerir atención médica urgente.

El aumento de la temperatura del agua y las alteraciones del equilibrio ecológico en los océanos debido al cambio climático podrían estar contribuyendo a un aumento en la población de carabelas portuguesas, que aunque a simple vista pueden parecer una única criatura gelatinosa, en realidad no es una medusas sino una colonia de organismos especializados que trabajan en conjunto.

Y esto es así porque las carabelas portuguesas se asocian para sobrevivir con pólipos de formas y funciones diferentes, y poseen lo que se conoce como un flotador de gas, que le permite navegar a través de las corrientes, en este caso hasta playas vizcaínas y guipuzcoanas, gracias al viento. Dicho flotador tiene forma de vela, es de color azulado en la parte superior, y de él salen muchos tentáculos. Cuando se la ve en la arena de la playa, se asemeja a una bolsa de plástico o un globo de color, lo que atrae la curiosidad de los bañistas.

Han sido varias jornadas, incluida la de este lunes, en las que se han avistados ejemplares, que han provocado picaduras el algunos casos. En concreto ha sido vistas en la playas de La Concha, Zurriola, Zarautz, Ondarreta y Getaria, en Gipuzkoa, y en las de Gorliz, Plentzia,  La Arena, Bakio , Arrietara y La Salvaje (ambas en Sopela y separadas solo por un acantilado).

La primera vez que se vieron en las costas vascas fue en 2008, aunque la carabela portuguesa ya venía apareciendo con frecuencia, sobre todo en verano, en el litorial de Galicia y el Cantábrico. Además, se han avistado en aguas del Mediterráneo.

Carabela portuguesa

CÓMO ACTUAR EN CASO DE PICADURA

Aunque son criaturas fascinantes, es fundamental tener precaución y evitar el contacto con ellas. La presencia de estas medusas en las playas debe tomarse en serio, y es esencial concienciar sobre los peligros que representan para proteger tanto a los bañistas como al frágil ecosistema marino.

Pero ¿qué hacer si se sufre una picadura de carabela portuguesa? Hay que buscar atención médica inmediata y no frotar la zona afectada ni aplicar vinagre, ya que esto puede empeorar la situación. La forma correctar de actuar es la siguiente:

  • 1. Aclara la zona afectada con agua de mar (el agua dulce extiende la contaminación).
  • 2. Retirar los restos de tentáculos de la piel con unas pinzas o con el borde de una tarjeta bancaria. Los restos de tentáculos se quedan adheridos, así que hay que quitarlos para que la herida no empeore, pero no la frotes con arena de la playa ni con una toalla.
  • 3. Pon la zona en remojo en agua muy caliente (todo lo que se pueda tolerar) durante al menos 30 minutos. Si no puedes remojarla, utiliza paños o toallas calientes.
  • 4. Toma analgésicos como paracetamol o ibuprofeno si es necesario.

Las picaduras de medusa tienden a mejorar en unas pocas horas, pero algunas provocan erupciones que duran semanas. En ocasiones, la picadura dejará una cicatriz permanente.