El conductor del minibus en el que se produjo una agresión machista en la madrugada del domingo no se lo pensó dos veces en cuanto se enteró de lo que había ocurrido: detuvo el vehículo y llamó a la Policía Foral para que se personase en el lugar.

"Iba conduciendo por la AP-15 entre Olite y Tafalla cuando de repente escuché: '¡No le pegues, no le pegues!' y me di cuenta de que se lo decían a un hombre que estaba discutiendo con su pareja; otro varón defendió a la mujer y empezó una pelea, por lo que me orillé al arcén y paré el autobús", recuerda Julio Castro, conductor del autobús Félix Gastón en el que se produjo la agresión.

Según relata el chófer, en el interior del minibus se inició una trifulca entre varios hombres como consecuencia de la agresión machista: "Hubo una pelea y cada vez los sentía más encima mía, así que paré enseguida en el arcén, para evitar riesgos y para alertar a la policía de lo que estaba ocurriendo". Eran las 6.30 de la mañana y Castro llevaba a los pasajeros de Cintruénigo, donde habían acudido a una fiesta de salsa en una discoteca, a San Sebastián, haciendo una parada en Pamplona.

La mayoría de los 25 viajeros del microbus, comenta el conductor, estaban claramente bajo la influencia de bebidas alcohólicas y desde un primer momento tuvieron un tono agresivo con el chófer. "Se notaba que habían bebido y uno de ellos antes de salir me decía que esperase y que saliese más tarde. Le dije que yo tenía que cumplir unos horarios y que no podía y entonces empezó a increparme y a llamarme 'chulo'. Yo no quise entrar porque sabía que no iban a razonar", señala Castro, que lleva 22 años de experiencia como conductor a sus espaldas, 20 de ellos en Colombia y dos en Navarra.

Detención del agresor

Tras alertar a la Policía Foral, una patrulla se personó en el lugar a los 10 minutos y los agentes indicaron al conductor que cogiese el primer desvío para poder tomar declaración a los pasajeros fuera de la autopista. "Antes de que llegase la policía me pedían que abriese las puertas del autobús y yo les dije que no se iba a ir nadie hasta que no viniesen los agentes. Como vieron que la cosa ya era seria estaban todos mucho más calmados", apunta.

Allí estuvieron casi tres cuartos de hora y los agentes de la Policía Foral terminaron por detener al agresor, un hombre de 34 años, por un delito de violencia de género y por tener en vigor una requisitoria de detención y personación emitida por un juzgado de la localidad burgalesa de Aranda de Duero por estafa.

Asimismo, los agentes denunciaron un varón por alteración del orden público. Tras la detención, que tuvo lugar hacia las 7:40 horas, el vehículo reanudó el viaje. "Llegamos al destino una hora tarde. Como conductor uno está acostumbrado a que de madrugada haya gente que quiera seguir con la fiesta en el autobús, pero lo que ocurrió fue algo grave", sostiene Castro.