La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra ha condenado esta semana de conformidad a una mujer, S.G.L., vecina de Pamplona, a seis años de prisión, así como a su madre, M.L.L., a la que condena a otros tres años de cárcel, por inducir a la prostitución a tres niñas menores, de entre 13 y 14 años, que se habían fugado de un centro de protección del Gobierno de Navarra en el que residían. En el mismo caso, un hombre, H.G.S.M., ha sido condenado por favorecimiento de la prostitución y por abuso sexual de una de dichas menores. Los acusados son condenados a indemnizar con 8.000 euros a la víctima y a entre 10 y 14 años de orden de alejamiento.

Los hechos enjuiciados se remontan a diciembre de 2022 cuando una de las menores acudió en diversas ocasiones al domicilio de la principal acusada y pernoctó en el mismo alguna vez debido a que tenía amistad con un hijo de esta que era de su misma edad. En una ocasión, el 4 de diciembre de 2022, esta menor y otras dos se fugaron del centro del Gobierno de Navarra en el que residían y acudieron a dicho inmueble, donde la vecina de Pamplona y la madre de esta les dijeron, a sabiendas de que eran menores, que si querían quedarse allí tenían que “ganarse la vida” practicando sexo. Dos de las menores no aceptaron la proposición y la tercera no se negó, según la sentencia, y a partir de ahí la procesada empezó a contactar con posibles clientes. Uno de ellos, el ahora condenado a seis años, recibió fotografías de la menor que le enviaba la prinicipal procesada, quien le exigía 50 euros a cambio de mantener relaciones sexuales con la menor.

Así, el 7 de diciembre, dicho encausado acudió al piso, entregó el dinero, y tras conocer que la víctima era menor de edad, mantuvo relaciones con ella. A los dos días, volvió al domicilio con la misma intención, pero la víctima le dijo que no quería mantener relaciones sexuales con él, a pesar de lo cual el acusado la sujetó con fuerza y la agredió pese a que ella gritaba y le decía que parara, hasta que la otra acusada entró en la habitación y le dijo que ya valía.

Una hora después de aquello, llegó otro posible cliente y la menor le dijo que no quería hacer nada, por lo que este hombre se vistió. Entonces entró la procesada y le dijo que se quedara e instó a la menor a que tocara a dicho individuo, que no ha sido identificado. En otras dos ocasiones, también a indicación de las acusadas, la menor tuvo que practicar sexo con otros dos varones sin que pudiera precisar ni los nombres ni las fechas. Mientras se obligaba a la menor a mantener contactos sexuales con terceras personas, la acusada controlaba lo que ésta hacía, siendo la que recibía el dinero en su propio beneficio. Como consecuencia de estos hechos, la víctima presentaba malestar emocional con problemas que precisan apoyo psicológico. A las acusadas se les ha aplicado la atenuante de trastorno mental, debido a que una de ellas presentaba un cuadro de retraso mental ligero asociado a consumo perjudicial de alcohol y cannabis que afectaban de forma moderada y grave a sus capacidades y su madre está diagnosticada de esquizofrenia.