Tercero de la general del Tour de Francia con un colchón de 19 segundos, Carlos Rodríguez afronta con confianza la última semana de competición sin renunciar a atacar para defender su puesto en el podio. “Si tengo buenas piernas, claro que atacaré. A mí siempre me gusta ser ofensivo, pero ahora mismo con dos corredores tan fuertes y con dos equipos tan fuertes alrededor es difícil hacer daño sin pegarse un tiro en el pie”, indicó el corredor del Ineos durante la segunda jornada de descanso del Tour.

Ganador de la etapa de Morzine, que le permitió desbancar al australiano Jai Hindley del podio, el granadino siente ahora la amenaza del británico Adam Yates, aunque no descarta a nadie en esa pelea. “Nunca sabes quién puede ser tu rival. Hasta ahora parecía Hindley, que era el que tenía la tercera plaza y que era inalcanzable, y ahora está quinto y mañana puedo ser yo el que esté décimo en la general. Nunca se sabe. Pero voy a tratar de dar la mejor versión de mí mismo y pelear con el que esté a mi lado”, aseguró.

Clave para conocer el estado de cada uno será la contrarreloj de hoy, 22,4 kilómetros con un puerto de segunda categoría en el tramo final y rampas por encima del 10 %. Rodríguez, que no hizo una buena lucha contra el crono en la reciente Dauphiné, aseguró que aquella prueba “no es una referencia” porque era diferente el recorrido y también su propio estado de forma. “La crono del Tour es distinta a la de Dauphiné. También llegaba con una forma distinta, así que bueno, es una experiencia más que me puede servir para saber cómo regular y demás. Es completamente distinto. Las piernas serán las que digan si puedo ir más rápido o más despacio”, señaló.

Pero le presta especial importancia a la jornada de mañana, la última etapa alpina con final en Courchevel y el ascenso al temible col de la Loze. “Es la etapa que mejor me va. El col de la Loze es una subida bastante larga, muy dura y creo que puede ser uno de los momentos importantes de este Tour”, aseguró el granadino.

Rodríguez disputa su primer Tour y su segunda carrera de tres semanas, tras la Vuelta a España del año pasado cuando acabó noveno tras una caída dura que le privó de pelear por el cuarto puesto. “Con la caída del año pasado de la Vuelta las sensaciones cambiaron bastante. No era yo mismo, el cuerpo trataba de recuperar de esa caída y las sensaciones estaban un poco distorsionadas. Con un poco de suerte, la tercera semana del Tour irá mejor”, indicó.

El ciclista granadino procura no proyectarse en el futuro, sabe que por ahora está “varios escalones por debajo” del danés Jonas Vingegaard y del esloveno Tadej Pogacar, pero cuenta con “seguir dando la mejor versión para llegar lo más alto posible”.