El Gobierno finlandés ha expresado este viernes sus reservas sobre la solicitud del Estado de añadir el euskera, catalán y gallego a la lista de lenguas oficiales y de trabajo de la Unión Europea (UE), al igual que hiciera Suecia el pasado miércoles.

El comité ministerial de la UE del Ejecutivo finlandés -compuesto por diez de los diecinueve ministros del Gobierno- ha abordado esta cuestión en su reunión semanal y se ha mostrado reticente a cambiar la regulación lingüística comunitaria, que contempla actualmente 24 lenguas oficiales.

"Un aumento del número de lenguas oficiales y de trabajo no sólo incrementaría la carga financiera y administrativa, sino que probablemente también ralentizaría la toma de decisiones de la UE y retrasaría la entrada en vigor de la legislación comunitaria", ha señalado el comité ministerial en un comunicado.

Según el Ejecutivo, Finlandia considera importante "salvaguardar la diversidad cultural y lingüística" en la UE, pero cree que los derechos de los hablantes de lenguas regionales pueden promoverse a nivel comunitario "de maneras más ligeras".

Aunque este comité ministerial no tiene potestad para tomar decisiones formales, es el órgano encargado de dibujar las líneas maestras de la política europea del país nórdico.

Finlandia tiene actualmente dos idiomas oficiales (finés y sueco) y tres idiomas regionales, hablados por los indígenas sami en distintas zonas de Laponia.

Está previsto que el Consejo de Asuntos Generales de la UE aborde la propuesta española de oficializar el catalán, el euskera y el gallego en la UE, cuya aprobación requiere el visto bueno de todos Estados miembros, el martes 19 de septiembre.

Las reticencias de algunos socios, como Finlandia y Suecia, y la posibilidad de que otros países pidan la inclusión de sus propios idiomas regionales en la lista de lenguas oficiales de la UE son factores que complican la viabilidad de la solicitud española.