25 kilómetros de la red viaria colapsados
Dos accidentes de camiones cortan la AP-8 en Behobia y la N-I en AndoainEl temporal, que registró rachas de viento de 125 km/h en Jaizkibel, levantó olas de casi siete metros de altura
Donostia. Los primeros compases del otoño se han dejado notar con fuerza en Gipuzkoa con el temporal de viento y lluvia que azotó ayer el territorio. Ráfagas de 125 kilómetros por hora, olas superiores a los cuatro metros y graves accidentes con sus negras consecuencias: un fallecido en la N-121-A, y la N-I (Madrid-Irun) y la AP-8 (Bilbao-Behobia) colapsadas. En total, 25 kilómetros de la red viaria con retenciones.
El viento de componente oeste se dejó notar ya por la noche, advirtiendo de que la mañana iba a ser desapacible. Acompañado por la lluvia, provocó los habituales problemas de ramas y árboles caídos, tejavanas sueltas, vuelcos de motocicletas y desplazamiento de contenedores, entre otras situaciones peligrosas. Sólo en Donostia, desde la noche del domingo hasta las 11.30 horas de ayer la Guardia Municipal y los Bomberos tuvieron que intervenir en 30 ocasiones: árboles caídos en el paseo de Arbola y en la calle Trueba, balsas de agua y alguna marquesina que amenazaba con romperse.
El incidente más llamativo fue la claraboya que se desprendió de un edificio situado en el número 6 de la avenida de Gipuzkoa, en Irun. Según informó el Ayuntamiento de esa localidad, la claraboya salió "volando" y fue a parar contra la fachada del edificio de enfrente. "A pesar de la espectacularidad de lo sucedido, no hay que lamentar daños personales", añadía el comunicado municipal. En Bizkaia, la caída de varias farolas en la autopista AP-8 a primera hora de la mañana afectó a varios vehículos a su paso por Ortuella.
Hasta las 10.30 horas se mantuvo la alerta amarilla por viento en zonas no expuestas, y hasta las 16.40 horas en el resto. Los registros detectados por la Agencia Vasca de Meteorología justifican con creces el nivel de alerta. En Gipuzkoa, la máxima en zonas expuestas se dio en el monte Jaizkibel, con rachas de 125,2 kilómetros por hora. Aún le supero el registro del embalse de Cerroja, en Karrantza (Bizkaia), donde una ráfaga de viento marcó la cifra de 132,7 kilómetros por hora.
En zonas no expuestas, la estación meteorológica del parque tecnológico de Miramon, en Donostia, contabilizó 94,5 kilómetros por hora, mientras que la máxima de la CAV, en Vitoria, llegó hasta los 99,8 kilómetros por hora.
Carreteras impracticables Asimismo, las consecuencias de la lluvia y el viento en la carretera complicaron la circulación y provocaron numerosos accidentes, uno de ellos con resultado fatal. Una persona falleció en Navarra en la carretera N-121-A al chocar su furgoneta con un camión entre Doneztebe y Sunbilla. El siniestro ocurrió a las 6.55 horas.
Un poco más tarde, sobre las 7.10 horas, los problemas se trasladaron a Andoain. La N-I quedaba totalmente cortada en sentido Irun, en plena hora punta, después de que un camión hiciera la tijera y perdiera su carga: un tráiler que quedó volcado sobre la calzada.
Poco a poco, los conductores que fueron llegando se encontraron con que no podían seguir su camino. La cola alcanzó los 15 kilómetros, más allá de Tolosa, y también afectó a los coches provenientes de la A-15 (Autovía de Leitzaran). En ese caso, la cola de vehículos alcanzó el primer túnel de la autovía, el de San Lorenzo.
A las 8.40 horas, una hora y media después de que ocurriera el accidente, se comenzaron a mover los primeros coches que permanecían parados al abrirse un carril. Veinte minutos después se despejó la vía completamente, pero hasta pasadas las 10.30 horas no se pudo volver a la normalidad. Algunos conductores se libraron de una parte de las colas al ser desviados por la GI-131 hacia Urnieta.
Un poco más tarde, a las 11.20 horas, la atención se centró en Behobia (A-8), donde de nuevo un camión de matrícula portuguesa volvió a hacer la tijera tras sufrir el reventón de una rueda. El conductor, también de nacionalidad lusa y 56 años de edad, resultó herido de pronóstico reservado y fue trasladado al Hospital del Bidasoa, mientras que la vía quedó totalmente cortada en dirección a Iparralde.
El accidente se saldó con diez kilómetros de retención en su momento más crítico, sobre el mediodía. A las 12.30 horas se abría uno de los dos carriles. Mientras tanto, la Ertzain-tza tuvo que desviar el tráfico por la antigua N-I, ahora GI-636.
Las consecuencias de este siniestro no quedaron ahí. Un carril izquierdo de cada sentido de la circulación permaneció cortado desde las 17.30 horas durante toda la tarde para que los operarios pudieran reparar la bionda estropeada por el golpe.
En total, 25 kilómetros de la red viaria estuvieron afectados por las retenciones causadas en estos dos accidentes, sin contar otros siniestros ocurridos en zonas como Lasarte-Oria (N-I), Oiartzun (A-8) o Donostia (GI-20).
Por la tarde, el viento dejó paso al fuerte oleaje y las miradas de los servicios de emergencia se dirigieron a la mar. El paseo Nuevo de Donostia, tantas veces retratado por el impacto de las olas en el muro, permaneció cerrado todo el día.
Los datos de la estación oceanográfica de Azti en Pasaia registraron una ola significante (que resulta de la media de las olas más altas registradas en un determinado periodo de tiempo) de 6,86 metros, lo que quiere decir que hubo olas superiores.
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