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La terapia psicológica con maltratadores tiene éxito o mejoría en el 88% de los casos

El programa ha atendido a 1.351 hombres desde 2005, de los que 784 finalizaron el tratamiento, con 98 fracasosUn tercio se crió en un ambiente de violencia en la infancia

La terapia psicológica con maltratadores tiene éxito o mejoría en el 88% de los casos

pamplona - Ya en enero de 2005, incluso antes que la Ley de Violencia de Género obligara a ello, Navarra puso en marcha un programa terapéutico para maltratadores, que se dirige y coordina desde la Sección de Atención a Víctimas del Delito del Servicio Social de Justicia. Su ejecución está a cargo del Psimae, Instituto de Psicología Jurídica y Forense. El programa, que también se desarrolla en prisión por los mismos profesionales que en medio abierto, atendió en su primer año de origen a 49 personas y en la actualidad supera los dos centenares de intervenciones al año.

A lo largo de este tiempo, los profesionales del Psimae, que desde hace tres lustros desempeña esta actividad profesional junto a la atención psicológica a víctimas, han finalizado el tratamiento con 784 sujetos de los 1.351 que lo han iniciado (114 de ellos siguen en el mismo). El 36% de ellos, hasta 258 agresores, han acabado con éxito el programa mientras que el 52% de los mismos han experimentado mejoría a lo largo de la intervención. Las estadísticas de fracaso se cifran en el 12% sumando los 98 agresores con los que la terapia no ha funcionado. “Ese es nuestro reto, pensando siempre en que también hay personas irrecuperables y que a los verdaderos maltratadores, a los que llamaríamos depredadores, es muy difícil verles en el programa. Esos se nos escapan, son violentos y antisociales y no acceden al tratamiento”, expone Josean Echauri Tijeras, director de Psimae.

LOS MOTIVOS DE LAS BAJAS En la actualidad, el programa, que desde 2007 incluye también a los agresores de violencia doméstica, es decir todo lo que se produzca en el ámbito familiar y que no sea agresión de hombre a su mujer, pareja o novia, trata a unos 114 maltratadores después de que en 2017 se produjeran 41 bajas y 70 individuos finalizaran el tratamiento. Respecto a la evolución histórica, desde la creación del programa se ha producido un 34% de bajas, un total de 429 individuos que han visto interrumpido o han cesado su tratamiento. Pero no necesariamente el concepto baja en el programa guarda una connotación negativa. “Muchos de ellos rechazan el tratamiento al cabo de un tiempo, sobre todo aquellos que lo hacen de forma voluntaria, es decir, que no vienen a través de una suspensión de condena. Otros lo abandonan, y esto es muy común entre los internos de la cárcel que tratamos, porque cumplen penas cortas de prisión y para cuando se inicia el tratamiento apenas puedes trabajar durante un mes o dos con esa persona. Luego sale y no quiere volver, aunque se le ofrezca. Y también hay bajas por derivaciones, porque son personas en las que se observa algún trastorno mental y debe ser evaluado en Salud Mental, o tiene problema de alcohol y drogas”.

El coordinador del programa de agresores de Psimae aborda aquí ciertas claves de las personas que reciben, que bien les llegan voluntarios, o bien son enviados por los juzgados con condenas que no superan los dos años de prisión y que, por tanto, “se ven obligados” a someterse al programa porque su pena de cárcel se ha suspendido con la condición de que lo desarrollen. Luego, se encuentra el grupo de sujetos con los que se interviene directamente en prisión, sobre los que Echauri quiere dejar clara una cuestión: “Lo primero que suelen preguntar esos condenados es si el hecho de participar en el programa les va a otorgar algún beneficio penitenciario. Rotundamente no. Lo que va a suponer es un bien para sus personas, y también para sus víctimas”.

la carga ideológica El especialista recuerda que para resolver un problema de esta envergadura hay que descender “hasta el origen” del mismo y visualizar que el resultado satisfactorio del programa va a impedir que se repitan situaciones de reincidencia en el maltrato. “Por estadística está demostrado que las terapias con estos agresores funcionan. La reincidencia en el delito desciende a la mitad si ha logrado tratarse con él”. Por ello, el psicólogo enumera que los objetivos de este programa a la carta, es decir, que exige un tratamiento individualizado para cada paciente, busca también impedir que ese maltrato se extienda a otros miembros de la familia y educar y corregir conductas de todo punto de vista inapropiadas. “Los agresores de género buscan muchas veces autojustificar sus reacciones violentas, o sus amenazas, o sus insultos. Es que me provoca, es que si no doy un puñetazo en la mesa no me escucha? Eso es muy típico entre ellos. Con el programa se trata de que ellos asuman la responsabilidad de sus actos, no culpar a la víctima de los errores propios y fomentar el autocontrol y desarrollar habilidades de comunicación”. Por último, también se trata de tomar conciencia de la relación entre la violencia hacia las mujeres y la educación recibida. “La violencia de género está repleta de una gran carga ideológica y de costumbres, todo ello aderezado con el intercambio y la amalgama cultural de la sociedad actual. Aquí respetamos los modelos culturales, pero lo que está por encima de todo son los derechos humanos y la igualdad entre hombres y mujeres. Por ello, uno de los enfoques principales que tratamos es desde la perspectiva de género”.

Echauri combate también ciertas etiquetas que se suelen colgar cuando se habla de violencia de género y que no guardan ninguna evidencia científica. “Hay que desmitificar la idea de que un maltratador es un en-fermo mental. E igualmente hay que desmitificar que aquella persona que haya sufrido violencia en la infancia se convierte ya por ello en un agresor. Te podría presentar a cientos de personas que han sufrido traumas de niños y son personas absolutamente normales o que incluso combaten esta lacra. Solo un tercio de las personas que tratamos nos relatan que han sufrido un trauma en la infancia, bien por haberse criado en un escenario de violencia sufrida, o bien en una casa donde han observado violencia. Pero por tanto hay dos tercios que no han tenido nada de eso”.

El equipo de Psimae. La ejecución del programa de intervención con maltratadores está a cargo del equipo de Psimae Instituto de Psicología Jurídica y Forense, compuesto por 5 psicólogos/as y una trabajadora social para los programas de intervención con agresores y 8 psicólogos/as y una trabajadora social para los programas de atención a víctimas de delitos de la Comunidad Foral.