Hace justamente un año, la familia de Maribel Tellaetxe hacía público su drama, mostraba cómo las leyes actuales les impedían cumplir la promesa que hicieron a Maribel de ayudarle a morir el día que no les reconociera. Ese momento había llegado hacía tiempo, pero el inevitable avance del Alzheimer no solo había borrado los recuerdos de Maribel, sino que había convertido su día a día en una tortura en la que el dolor era la nota dominante. Así lo expresaba Danel Lorente en una desgarradora carta. “Esa carta nació del dolor, la desesperación y la impotencia de no poder cumplir la promesa que le hicimos”, reconoce Txema Lorente, viudo de Maribel.
Ese fue el inicio de su lucha por despenalizar la eutanasia y el suicidio asistido. Hicieron pública esa desgarradora misiva y su caso se hizo público: “Dimos el paso de desnudar nuestra alma, de mostrar nuestra situación y, sinceramente, no esperábamos nada de todo lo que ha ocurrido en este año”, explica David, hijo de Maribel.
Su caso ha removido conciencias y durante este año han puesto en la palestra, una vez más, el derecho a una muerte digna. Su reivindicación y la de otras muchas personas está más cerca que nunca de hacerse realidad puesto que es uno de los puntos del acuerdo de gobierno suscrito por el PSOE y Podemos. “¡Ojalá haya gobierno y se pueda aprobar pronto esa ley! Me gustaría poder estar en el Congreso el día que se apruebe”, reconoce Txema. No sería la primera vez que visita ese lugar, puesto que en este año, la familia de Maribel ha estado en dos ocasiones en el Congreso de los Diputados. La primera, en febrero, cuando presentaron 185.000 firmas en favor de la despenalización de la eutanasia y el suicidio asistido y, la segunda, en junio cuando llevaron un total de un millón de apoyos a esta causa. Gran parte de esos apoyos surgieron de la recogida de firmas que iniciaron en Change.org. Entre una visita al Congreso y la otra, concretamente el 6 de marzo, Maribel falleció. “Para nosotros fue, sobre todo, un alivio porque, por desgracia, habíamos perdido a Maribel mucho antes. Los últimos dos años fueron todo un sufrimiento para ella”, reconocen Txema y David.
Eco internacional Sin duda, fueron momentos duros y difíciles, pero su lucha no se iba a parar. Ni mucho menos. “Ella ha sido quien nos ha dado fuerzas para seguir luchando. Ella ha sido el motor y la causa por la que empezamos esta lucha”, apunta el viudo de Maribel.
Al inicio de su lucha, Danel, hijo de Maribel decidió rodar La Promesa, un documental que muestra el calvario de Maribel en sus últimos meses. “Sabíamos que había que hacer el documental rápido y Danel quiso hacerlo porque muchas veces una imagen vale más que mil palabras”, apunta Txema. Se estrenó en abril y, desde entonces, la acogida que ha tenido ha sido excelente. Hasta el punto de que fue premiado en Estados Unidos en el festival Docutah y esta semana se proyectará en China, en el Festival Internacional de Documentales de Guanzhou. “El documental nos ha permitido mostrar nuestra causa más allá de nuestras fronteras. Aunque se apruebe la ley en el Estado, seguiremos luchando porque hay muchísimas personas en el mundo que padecen esta injusticia”, concluyen Txema y David, dos de las siete personas de SOS Amatxu que llevan un año de lucha por la despenalización de la eutanasia y el suicidio asistido.
el 87%, por la despenalización
Encuesta. La última encuesta realizada por Metroscopia muestra que el 87% de la población española se muestra a favor de la despenalización de la eutanasia y el suicidio asistido. Este porcentaje supone un 3% más que en la encuesta realizada en 2017 y catorce puntos más que en estudio realizado por el CIS hace una década. Por su parte, el 5% de los encuestados no sabe o no contesta y el 8% restante se posiciona en contra de la despenalización de la eutanasia y el suicidio asistido. Los más proclives a este cambio normativo son las personas de entre 18 y 34 años, ya que un 93% se posiciona a favor de la despenalización. Asimismo, la franja de edad con menos personas favorables a este cambio normativo son las mayores de 65 años, sector de edad en el que el 82% de los encuestados mostraron su opinión favorable a despenalizar la eutanasia y el suicidio asistido.