PAMPLONA - Recuerda que “la crispación es una constante de la política española desde los años noventa como mínimo, desde que Felipe González empezó a perder gas”, pero desmenuza con lucidez el paradigma actual. Dice que la prueba política para este Gobierno será si logra aprobar los Presupuestos en otoño. Dice que a una escala de cero a cien, en estos momentos daría 70 a las posibilidades del Ejecutivo de continuar aprobando las cuentas, y considera que la dicotomía actual es entre el caos y la gobernabilidad, por lo que elogia la posición del PNV y EH Bildu en el Congreso.

¿Cómo ve la situación?

-Creo que alguien apostó al principio de la crisis por el escenario del caos. Y llegó a la conclusión que se iba a generar una situación absolutamente terrible desde el punto de vista social y económico”. Y precisa: “en el entorno de la dirección del Partido Popular predominó ese análisis, de que el Gobierno no iba a salir vivo de esta situación. Recordemos en qué contexto tuvo lugar la investidura del mes de enero. En ese debate y yo le concedo mucha importancia, se hizo la proclamación política de que este Gobierno es ilegítimo. Cuando se proclama esto se está invitando a la gente a actuar por todos los medios contra ese Gobierno.

Eso lo hizo Vox.

-Lo hizo Vox y el Partido Popular se sumó a ello por la vía de lo implícito, con tonos que hacían eco a esa proclamación. Y hemos visto estas semanas cómo desde la tribuna del Congreso se ha acusado al Gobierno de ser una dictadura, añadiendo el adjetivo constitucional para rebajar un poquito, pero el PP ha acusado al Gobierno de carácter totalitario. Contra eso es legítimo actuar por lo legal y por lo ilegal, este principio está reconocido por las Naciones Unidas, contra la tiranía todo puede llegar a ser posible. Esto no es una broma, y por lo tanto ha habido un llamamiento general a la población a rebelarse contra el Gobierno y un llamamiento a los aparatos del Estado a actuar contra el Gobierno, como podemos ver que está sucediendo parcialmente. Con la gravedad que eso supone.

-Supone poner en marcha una dinámica política que creo que luego se ha visto alimentada por un cálculo de que esta situación hace inviable cualquier gobierno. A la espera de acontecimientos, creo que la reacción europea cambia el escenario, con lo cual el núcleo de la cuestión y curiosamente esto se está debatiendo poco en España es que Alemania ha tomado una decisión de carácter histórico. Si el sur de Europa de hunde en términos económicos, políticos y morales, la Unión Europea se va a tomar por saco. Con lo cual la respuesta a esta crisis es muy distinta a la de 2008. ¿Todavía no nos hemos dado cuenta de esto? En 2008 nos dejaron colgados.

Incide en la influencia de Vox.

-Vox apunta a la destrucción de la Unión Europea. A ver si nos enteramos de una vez, y dejamos el folklore. Esto es un partido trumpista esencialmente. Obedece a la estrategia de la administración de Trump, y uno de los puntos de esa administración es la destrucción o la a minoración de la Unión Europea.

La paradoja del momento, con un independentismo que agrava su división, es que el Estado ha ganado esa partida.

-Eso está claro desde hace mucho tiempo. Ahora hay un facto adicional muy importante, que ese déficit de lectura de la situación internacional también se produce en Catalunya. En el momento en que el pacto francoalemán establece que se va a ayudar a las economías del sur, en función de los proyectos que se propongan, esta decisión conlleva que la Unión Europea va a intentar salir más compacta de esta situación. Entonces, lo siento, pero un proyecto de este tipo excluye la hipótesis de una fractura de los estados nacionales. No está escrito en ningún lugar, pero está claro. Las posibilidades del independentismo en Catalunya solo podían avanzar en un contexto de caos europeo, de destrucción de la Unión Europea.