Ser, conocer, hacer y convivir. Quince representantes de las quince ikastolas pertenecientes a la Federación de Ikastolas de Navarra protagonizan el documental que ha sido presentado este jueves en San Fermin Ikastola y que ha sido realizado gracias a una subvención que el programa Sustraiak-Raíces, dependiente del Departamento de Cultura y Deporte del Gobierno de Navarra, ha otorgado a los centros por su implicación en la promoción del euskera como parte del patrimonio inmaterial y por los 56 años de trayectoria que ya acumulan a sus espaldas.

El director de la Federación de Ikastolas de Navarra, Josu Reparaz, explica que “las personas entrevistadas para el documental responden a perfiles técnicos y profesionales muy diversos: docentes, orientadores....”. De este modo, “se abordan a través de ellos aspectos tan diversos como la identidad, la convivencia o la implantación de proyectos”.

Dimensión lingüística

Reparaz ha querido resaltar también la “dimensión lingüística”, debido a que “en las ikastolas siempre se ha tenido clara la importancia trascendental de la educación como herramienta para recuperar el euskera, que desde hacía más de un siglo estaba perdiéndose en Navarra”.

Comenta a este respecto que los centros educativos se dirigen “tanto a vascohablantes nativos como a estudiantes no nativos, siendo estos últimos con frecuencia niños que se han criado en un entorno completamente castellanoparlante pero cuyos padres quieren que sus hijos estudien en euskera al ser este el idioma de sus antepasados”.

Inicios en los 70

El director de la Federación de Ikastolas de Navarra destaca a su vez que “desde sus inicios, en los años 70 del pasado siglo, las ikastolas se constituyeron como centros mixtos, en los que niños y niñas iban a clase juntos y estudiaban con un mismo currículum, algo que era raro en esa época, en la cual había solo colegios para chicos y colegios para chicas y se les enseñaba materias distintas”.

Cooperación y adaptación

Asimismo, asegura que las ikastolas son “un proyecto cooperativo, en el que personal educativo, padres y alumnos colaboran en el logro de objetivos comunes”.

Reparaz recuerda al mismo tiempo “el compromiso de las ikastolas por transmitir a los alumnos conocimientos que les serán útiles y que les puedan servir en el futuro en su vida profesional”. Dice que, con ese propósito, realizan “una adaptación constante a los nuevos tiempos” y por ello ofrecen “un proceso de formación continuo” a sus profesores.

Acoso escolar

Reparaz menciona que, como parte de su apuesta por actualizar y renovar regularmente su modelo educativo, se inició hace cuatro años un proyecto en común con la Universidad de Turku, en Finlandia. El programa se llama Kiva, palabra finesa que significa bonito, y tiene por objetivo “combatir el acoso escolar mediante dinámicas y un plan de intervencion en caso de que se produzcan casos de bullying”.

El director afirma que, desde que se ha puesto en práctica este proyecto, desarrollado por el Ministerio de Educación del país nórdico, “se han reducido los episodios de acoso escolar”. El programa ha sido transplantado a países como España, Suiza, Países Bajos, Reino Unido, Francia, Italia y Nueva Zelanda.