La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra juzgará desde mañana hasta el viernes a un agente de la Comandancia de la Guardia Civil de Pamplona por un delito de descubrimiento y revelación de secretos ya que está acusado de grabar a escondidas las conversaciones de sus compañeros de unidad de trabajo con la supuesta finalidad de utilizar esa información para temas disciplinarios.

La Fiscalía le pide dos años de prisión y una multa de 8.100 euros y las acusaciones particulares le reclaman entre 3 y 4 años de cárcel, además de la inhabilitación para seguir ejerciendo como guardia civiL El acusado se encuentra de baja y había trabajado anteriormente en las comandancias de Vitoria y Tafalla.

Las acusaciones sostienen que el procesado, que se dejó el teléfono móvil en modo grabación mientras él se ausentaba del despacho, estaba intentando obtener información que pudiera ser usada para posibles expedientes disciplinarios.

El escrito de la Fiscalía expone que desde el mes de marzo de 2018, el acusado trabajaba en la oficina de la Plana Mayor (la unidad administrativa) de la Comandancia de la Guardia Civil de Pamplona, compartiendo instalaciones con sus compañeros, siendo todos ellos agentes del cuerpo de la Guardia Civil.

TELÉFONO EN MODO GRABADORA

Así, expone que sobre las 7.25 horas del 29 de marzo de 2019, cuando el acusado iniciaba su jornada laboral, activó en su teléfono móvil la aplicación de grabación de sonido y mantuvo dicha aplicación en funcionamiento durante toda su jornada laboral, hasta las 14.03 horas, dejando su teléfono encima de una de las mesas de la oficina.

Según el Ministerio Público, "de este modo el acusado, consciente y voluntariamente, con ánimo de descubrir secretos y vulnerar la intimidad de sus compañeros de oficina, grabó las conversaciones y manifestaciones de ambos, sin el consentimiento de los mismos, tanto mientras estuvo el acusado presente como en las dos ocasiones que abandonó la mencionada habitación.

El acusado salió de la oficina entre las 7.32 horas y las 7.36 horas y entre las 8.59 y las 9.49 horas, intervalos en que dejó su teléfono con la grabadora funcionando mientras sus compañeros permanecían trabajando.

Fue descubierto por una compañera que al pasar por la mesa del despacho comprobó que el teléfono del acusado tenía activa la aplicación de grabación mientras él no estaba presente en la oficina.