El número de hospitalizaciones por la enfermedad de Lyme, una patología infecciosa causada por una bacteria que transmiten las garrapatas a humanos y animales, se ha triplicado en los últimos 15 años en el Esado y en el caso de Navarra ha subido un 363 %. Al principio, la enfermedad de Lyme generalmente causa síntomas como un sarpullido en la piel, fiebre, dolor de cabeza y fatiga, pero si no se trata temprano, la infección puede extenderse a las articulaciones, el corazón y el sistema nervioso.

Así se desprende del boletín epidemiológico específico para esta enfermedad, de la que este amrtes se celebra el Día Mundial, que ha elaborado con datos del periodo 2005-2019 el grupo responsable de la vigilancia epidemiológica de Lyme en el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).

En este periodo se contabilizaron en España 1.865 pacientes hospitalizados, lo que se traduce en un incremento del 191,8 en esos 15 años y una tasa media de ingresos de 0,28 por 100.000 habitantes.

Por sexos, la mayoría de los enfermos fueron hombres (58,71 %) y, por edad, mayores de 65 años (34,48 %). La presentación clínica más frecuente fue la neurológica.

Los expertos han observado un aumento generalizado en todas las autonomías y una mayor distribución territorial de la enfermedad: las comunidades con las cifras más altas fueron Asturias (16,38 %), Galicia (13,46 %) y Cataluña (9,8 %), aunque los mayores incrementos se dieron en Navarra (363 %), Cataluña (268 %), País Vasco (232 %) y Murcia (238 %).

Menos acusado fue el incremento en Castilla la Mancha (16,1%), Castilla y León (68,2) y Aragón (84,4%). Extremadura fue la única en la que las hospitalizaciones descendieron, más de un 80 %.

De esta forma, el boletín constata que el mayor número de pacientes hospitalizados se da en la zona norte de España, coincidiendo con las áreas endémicas; las actividades profesionales ordinarias en el territorio rural (forestales o agropecuarias) son compatibles con estos resultados.

¿QUÉ ES LA ENFERMEDAD DE LYME?

La enfermedad de Lyme o borreliosis es una infección bacteriana causada por una bacteria generalmente transmitida por la picadura de una garrapata dura (en Europa la más común es la Ixodes ricinus).

El mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, que sin el tratamiento adecuado se cronifica, es en primavera en zonas no húmedas y en verano en regiones húmedas, coincidiendo con las fases más activas del vector.

Tras un periodo de incubación de 3 a 32 días aparecen los síntomas de la fase precoz localizada: el signo inicial característico es el Eritema migrans, una lesión cutánea tras la inoculación que, aunque aparece en un 70-80 % de los casos, puede pasar desapercibida y suele acompañarse de un síndrome pseudogripal.

Si la enfermedad no se trata, avanza a la fase precoz tardío que puede darse hasta 3 meses tras la picadura, con eritema múltiple y/o manifestaciones neurológicas, cardiacas y/o articulares agudas; la fase crónica, que llega meses o años después, se caracteriza por la presencia de neuroborreliosis terciaria y/o artritis persistente de, al menos, 6 meses de duración y/o manifestaciones cardiacas.

El pequeño tamaño de las larvas o ninfas de la garrapata, una picadura indolora y la falta de especificidad clínica hace que esta enfermedad, que es de declaración obligatoria en España desde 2015, se diagnostique tardíamente.

¿QUIÉN ESTÁ EN RIEGO DE CONTRAER LA ENFERDAD DE LYME?

A cualquier persona le puede picar una garrapata, pero quienes pasan mucho tiempo al aire libre en áreas boscosas y cubiertas de hierba corren más riesgo, sobre todo quienes hacen camping y excursiones y las personas que trabajan en jardines y parques.

La mayoría de las picaduras de garrapatas ocurren en los meses de verano, cuando están más activas y las personas pasan más tiempo al aire libre, pero también se dan en los meses más cálidos de principios de otoño o incluso a fines del invierno si las temperaturas son inusualmente altas. Además, si un invierno es especialmente templado, las garrapatas pueden aparecer antes de lo habitual.

¿CUÁLES CON LOS TRATAMIENTOS?

La enfermedad de Lyme se trata con antibióticos. Después del tratamiento, algunos pacientes aún pueden presentar dolor, fatiga o dificultad para pensar que dura más de 6 meses, lo que se conoce como síndrome posterior a la enfermedad de Lyme. Los investigadores no saben por qué algunas personas presentan este síndrome.

No existe un tratamiento comprobado para esta afección ni se ha demostrado que los antibióticos a largo plazo ayuden, sin embargo, hay formas de aliviar sus síntomas.