PAMPLONA. El Departamento de Salud ultima una hoja de ruta sobre el sistema de detección y vigilancia del coronavirus en Navarra de cara a la siguiente fase de transición a la desescalada que supone un salto cuantitativo y cualitativo en el uso de PCR, eje de la estrategia foral, y de test anticuerpos, tanto para el diagnóstico precoz de posibles nuevos contagios como para medir el nivel de inmunidad de la población navarra frente al virus.

La consejera de Salud, Santos Induráin ha explicado esta tarde en comparecencia parlamentaria las líneas claves de este planteamiento, que pasan por blindar la protección en espacios con alto riesgo o prevalencia del virus (hospitales, centros de salud, residencias o centros penitenciarios), intensificar estas pruebas en determinadas profesiones esenciales (sanitarios y sociosanitarios, entre otras) relacionadas con estos ámbitos, combinadas con chequeos amplios a personas asintomáticas, unos cribados que llegarán además a determinados pacientes dentro de la misma estrategia global. Asimismo, se extenderán diferentes tipos de pruebas (PCR y test anticuerpos, según los casos) a nuevos colectivos clave para proteger a grupos vulnerables como, por ejemplo, cuidadores y cuidadoras de personas mayores en domicilios.

Navarra, de esta manera, pondrá al servicio de esta estrategia toda la capacidad inmediata de sus laboratorios para realizar PCR (en su conjunto, pueden llegar a 6.000 al día) e incorporará en el sistema de detección y vigilancia epidemiológica nuevos test de anticuerpos para medir seroprevalencias y mejorar, también, el diagnóstico. En este sentido, el Departamento de Salud complementará el estudio nacional de epidemiología iniciado esta semana (2.160 muestras) con otro en la propia Comunidad Foral.

El estudio navarro tomará, posiblemente, muestras de 1.000 personas de población general y otras dos muestras, de 600 cada una, entre profesionales sanitarios y sociosanitarios. En conjunto y hasta el momento, se han realizado en la Comunidad Foral más de 22.000 PCR y casi 13.000 test rápidos (35.000 pruebas en total), cantidad que aumentará de modo significativo en los próximos dos meses, marco temporal de esta hoja de ruta, según su actual planteamiento.

Un paso más en la estrategia de detección y vigilancia

El Departamento de Salud plantea un paso más en su estrategia de detección y vigilancia del COVID-19. Desde la semana pasada se están realizando pruebas PCR, de forma sistemática, a todo paciente que presente síntomas, tanto si accede al sistema sanitario desde centros hospitalarios (casos graves) como desde centros de salud (normalmente, casos más leves).

Al mismo tiempo, se ha generalizado la oferta del uso de test rápidos a profesionales asintomáticos y a los más de 13.500 pacientes que en su día fueron diagnosticados como 'casos posibles' sin confirmación mediante prueba. A partir de ahora, se plantea iniciar, de cara a la nueva fase de transición, una hoja de ruta que extiende e intensifica las pruebas de detección, mayoritariamente PCR (sistema utilizado para todos los y las profesionales sintomáticas y casos graves en una primera fase) más allá de estas situaciones y colectivos.

Según ha explicado la consejera Induráin, este salto cuantitativo y cualitativo se debe a la conjunción de dos factores. Por un lado, está la constatación de que tanto los laboratorios públicos (Complejo Hospitalario de Navarra, Nasertic y Navarrabiomed) como los privados (Clínica Universidad de Navarra y CIMA) pueden responder ya, tanto técnica como normativamente, al reto de acometer un incremento exponencial de pruebas PCR.

Por otro lado, una vez definido el escenario global de transición y desescalada con sus requisitos técnicos, ha sido posible actualizar, a nivel de Navarra, la estrategia de detección para dimensionar y ordenar este campo de las diferentes pruebas y así responder a nuevas necesidades y adoptar medidas a corto y medio plazo. Todo ello tras evaluar la respuesta a la epidemia en las fases iniciales de crecimiento y de estabilización de la misma y sujeto siempre a nuevas adaptaciones.

Objetivos generales y específicos de la estrategia: detección y medición

Según esta hoja de ruta, el objetivo es "minimizar el impacto de la pandemia en el estado de salud de la población, disminuyendo la morbimortalidad, así como el impacto económico y social, mediante una estrategia de utilización de test diagnósticos". En concreto y en cuanto a los objetivos más específicos, la estrategia busca "confirmar de manera precoz la enfermedad, mediante la realización de PCR ante la aparición de síntomas compatibles con COVID-19, independientemente de la gravedad del cuadro clínico", según ha explicado la consejera de salud, Santos Induráin.

También, persigue "aumentar la capacidad de confirmación diagnóstica en casos con PCR (-) y alta sospecha clínica y epidemiológica, mediante la realización de test de anticuerpos". Además, como otra novedad, prevé "realizar un cribado de la enfermedad en personas sin síntomas compatibles que van a entrar en espacios cerrados, donde el riesgo de propagación de la infección es más elevado". En esta línea, la hoja de ruta contempla "realizar un cribado de la enfermedad en personas vulnerables que van a recibir tratamientos que pueden comprometer aún más su situación clínica, si hay infección asintomática por coronavirus", ha precisado la consejera de Salud.

En el apartado destinado a la medición y registro de la evolución de la epidemia, la consejera Induráin ha indicado que se apuesta por utilizar diferentes instrumentos, sobre todo, distintos tipos de test serológicos, para conocer la situación inmunológica respecto a la enfermedad por COVID-19 de las personas diagnosticadas como casos posibles, en situación de alta epidemiológica mediante la realización de test de anticuerpos. Al mismo tiempo, se pondrá el foco en calibrar la situación inmunológica de las y los profesionales sanitarios y sociosanitarios, contribuyendo a mantener las organizaciones sanitarias o sociosanitarias como espacios seguros.

Nuevos espacios y grupos contemplados: cuidadores en domicilio de mayores

Esta actualización de la estrategia, además de subrayar la importancia de la PCR como herramienta referencial del diagnóstico, se traduce en que su implantación llegará a nuevos grupos o situaciones, según los ámbitos.

Así, se realizará PCR a todos y todas las pacientes que accedan al sistema sanitario (Atención Primaria, Urgencias, Consultas Externas) con síntomas compatibles de COVID-19. A estos pacientes, se sumarán otros en principio sin síntomas, pero cuyo cribado es importante para proteger este espacio sanitario de contagios. Entre ellos, se encontrarían pacientes graves que ingresen por Urgencias; pacientes que tengan programada una intervención quirúrgica; pacientes vulnerables que acuden a recibir tratamientos oncológicos, diálisis, VIH, etc; o pacientes con COVID-19 a los que se les da el alta hospitalaria y van a trabajar en "instituciones cerradas", tanto del ámbito sociosanitario (residencias y centros sociosanitarios de personas mayores, psicogeriátricos y residencias de personas con discapacidad) como del ámbito penitenciario.

Precisamente, además del espacio sanitario, estos recintos merecen una especial atención del sistema de detección, para evitar que entradas y salidas de personas en estos ámbitos muy sensibles puedan introducir el virus en estos lugares que se han demostrado de alto riesgo y prevalencia, sin un conveniente diagnóstico o cribado previo para evitar contagios colectivos. La hoja de ruta concreta aquí varias situaciones y casos, tanto de residentes como de trabajadores (altas, nuevos ingresos, fin de aislamiento) susceptibles de PCR.

Ámbito laboral: profesiones de servicios esenciales, sanitarios, sociosanitarios y empresas

La hoja de ruta establece una serie de criterios en función del ámbito laboral, según sea de mayor o menor riesgo. Por un lado, están las empresas y lugares de trabajo ordinarios (es decir, que no son espacios sanitarios, sociosanitarios o de otra índole abordados en otros apartados específicos), donde el uso de la PCR como método de diagnóstico preferente sólo se contempla para determinados casos (normalmente sintomáticos) al igual de lo que sucede con la población general. De hecho, allí los PCR, según la hora de ruta, se destinarán a los trabajadores o las trabajadoras que presenten síntomas o signos compatibles con COVID-19, por los que deberá acudir a su Servicio de Prevención de Riesgos Laborales. Este servicio -pieza clave en cualquier proceso o tipo de diagnóstico- facilitará la solicitud de atención en el centro de salud o en el circuito establecido para determinadas profesiones.

Sin embargo, volviendo a grupos y campos específicos (sanitarios, sociosanatorios...) la estrategia considera necesario realizar un cribado de "infección aguda" con PCR -en ocasiones combinado con un test de anticuerpos- para profesionales sin síntomas de ámbitos concretos o que trabajan con determinadas colectivos de riesgo. Por ejemplo, profesionales sanitarios y sociosanitarios que han tenido un contacto estrecho con un caso sin las medidas de protección adecuadas; otros que en su momento fueron asignados a servicios con pacientes con COVID-19 y que cambian a otras actividades; o trabajadores de residencias con un brote de COVID-19 en un contexto de transmisión comunitaria media o alta.

Cabe que recordar que para todas estas profesiones esenciales ya existía el criterio de realizar PCR ante cualquier síntoma de COVID-19, cuestión que se mantiene. En cambio, ahora se prescribe esa prueba -con complemento de test de anticuerpos- también para personas asintomáticas que se incorporan, por primera vez, a trabajar en esos espacios sanitarios y sociosanitarios, así como nuevos profesionales de prisiones y las personas empleadas del hogar cuando se incorporan al cuidado de personas mayores o profesionales del Servicio de Ayuda a Domicilio.

En la mayoría de estas situaciones y grupos, tanto de profesionales como de pacientes asintomáticos, también se prevé realizar un estudio posterior sobre la respuesta inmunitaria, que complemente y complete los estudios aleatorios de seroprevalencia, en población general, y los test rápidos de anticuerpos en antiguos casos considerados posibles.