- El Gobierno de Washington impuso ayer una dura batería de sanciones contra Rusia y expulsó a diez miembros de su legación diplomática por los presuntos ciberataques de Moscú, su injerencia en las elecciones estadounidenses, la ocupación de Crimea y las recompensas por soldados de EEUU en Afganistán.

Para ello, el presidente estadounidense, Joe Biden, emitió una orden ejecutiva proclamando una emergencia nacional “respecto a la amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional, política exterior y economía de EEUU” que suponen las actividades “dañinas” de Rusia en el exterior.

En un llamada con periodistas, funcionarios de la Administración aclararon que EEUU no busca una escalada de tensión con Rusia pese a estas acciones: “No queremos una espiral descendente, creemos que podemos y deberíamos evitar eso, pero también hemos dejado claro públicamente que defenderemos nuestros intereses nacionales”.

Sobre los diez miembros de la misión diplomática rusa expulsados, el Gobierno estadounidense únicamente aclaró que entre ellos hay “representantes de los servicios de Inteligencia rusos”.

EEUU atribuyó a agencias de espionaje rusas, específicamente al Servicio de Seguridad Federal, la Dirección de Inteligencia y el Servicio de Inteligencia Exterior, el ciberataque masivo contra sistemas del Gobierno y grandes compañías estadounidenses a través del programa SolarWinds.

El país sancionó también a 16 compañías y 16 individuos rusos por su supuesta injerencia de los comicios electorales estadounidenses de 2020 “por órdenes del liderazgo del Gobierno ruso”.

En paralelo a estas penalizaciones, el Tesoro estadounidense emitió una orden que prohíbe a las instituciones financieras estadounidenses participar en el mercado principal de bonos emitidos a partir del próximo 14 de junio por el Banco Central ruso y otras instituciones del país, en un intento de coartar su venta de deuda soberana.

Los funcionarios del Gobierno de Biden explicaron en la llamada que “este es el mercado principal que financia al Gobierno ruso”, donde, aseguraron, una cuarta parte de los bonos está en manos de inversores extranjeros.

En consecuencia, auguraron que si se evita que los inversores estadounidenses sean compradores en este mercado se puede crear “un efecto paralizador más amplio, que aumente los costos de endeudamiento de Rusia, junto con la fuga de capitales y una moneda más débil”.

Biden ya informó a su homólogo ruso, Vladímir Putin, de estas decisiones y le dijo que “EEUU iba a ejecutar una respuesta a la ciberintrusión de SolarWinds y la interferencia en las elecciones de 2020”.

Asimismo, Biden le propuso al mandatario ruso una cumbre bilateral en los próximos meses “en un tercer país en Europa” para analizar la relación entre ambos países, pero Putin no respondió a esta propuesta.