Bajo un cielo gris y que amenazaba lluvia, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su esposa, Jill Biden, abrieron hoy los jardines de la Casa Blanca para que los niños jugaran a las carreras de huevos de Pascua, una histórica tradición suspendida dos años por la pandemia de covid-19.

"Mi trabajo es evitar que llueva durante otros dos minutos", bromeó el mandatario al dar la bienvenida a los menores desde el balcón del pórtico sur de la residencia presidencial, escoltado por dos animadores disfrazados de conejos de pascua.

Sus palabras no pudieron frenar la llovizna ni el frío que envolvió a la capital estadounidense, pero la jornada siguió adelante con la ilusión de centenares de niños que, vestidos con sus mejores galas, no querían perderse el célebre "Easter Egg Roll".

El primero desde la pandemia

Desde hace 144 años, los presidentes abren los Lunes de Pascua los jardines de la Casa Blanca para que los menores busquen huevos pintados de colores y luego los empujen hasta una línea de meta con la ayuda de una cuchara de madera.

Se dice que fue el presidente Rutherford Hayes quien en 1878 abrió por primera vez las puertas a un grupo de niños después de que el Congreso prohibiera jugar en el césped del Capitolio.

Este lunes, los Biden, junto a la vicepresidenta, Kamala Harris, y su esposo, Doug Emhoff, bajaron unos minutos a divertirse con los niños y algunos afortunados tuvieron al presidente como árbitro.

"¡Ve!¡Ya casi lo tienes!", animaba Biden a los muchachos justo después de hacer sonar el silbato para que comenzara la carrera.

El presidente lucía sonriente y sin mascarilla en una jornada especial para él, ya que por fin podía estrenarse en el "Easter Egg Roll", un evento que fue cancelado por el coronavirus en 2020, último año de la presidencia de Donald Trump (2017-2021), y en 2021, el primero de Biden.

A pesar de los recientes contagios de covid en el entorno del mandatario, incluido el de su portavoz Jen Psaki, la Casa Blanca ha recuperado los grandes eventos, ya que Biden quiere volver a mezclarse con multitudes, uno de los aspectos que más disfruta de su vida política.

Aunque si hay alguien en la residencia presidencial que tiene verdadera mano para los niños, esa es la primera dama, quien ha sido maestra de secundaria para adolescentes con necesidades especiales y compagina su agenda institucional con su trabajo de profesora de inglés.

"Como primera dama y como profesora, he visto muchas veces que el aprendizaje no solo ocurre en las aulas. Hay muchas otras oportunidades de aprender, y esto es lo que ocurre hoy aquí en la Casa Blanca", expresó emocionada Jill Biden en su mensaje de bienvenida.

Ella fue la encargada de diseñar el recorrido y las actividades por los jardines de la residencia presidencial, donde se esperaba la asistencia de cerca de 30.000 personas durante todo el día, incluidos miles de hijos de militares.

Además de las carreras de huevos de Pascua, se instaló una pista de baloncesto similar a la de los colegios y varias actividades educativas, como un punto de lectura.

Jimmy Fallon por sorpresa

En ese lugar se sentaron los Biden para leer unas líneas de una historia infantil poco antes de que apareciera por sorpresa el cómico y presentador Jimmy Fallon, quien leyó parte su libro para menores "Nana loves you more" ("La abuela te quiere más").

Precisamente la palabra "nana" es la que usan los nietos de los Biden para referirse a Jill, reveló la primera dama.

"Ella es la primera profesora, la primera dama y la 'nana' de Estados Unidos", bromeó luego ante la prensa Fallon, quien dijo que no pisaba la Casa Blanca desde la presidencia de Barack Obama (2009-2017).

En esa anterior ocasión era verano, y el cómico neoyorquino quedó empapado de sudor, nada que ver con el frío y la lluvia que se encontró este lunes.

Probablemente, la llovizna fue lo único fuera de guion en el primer "Easter Egg Roll" de Biden, quien prometió reinstalar el sosiego en la Casa Blanca tras cuatro accidentados años de Trump en el poder.

Quizás por ello, Biden no se quedó mucho tiempo hablando con los pequeños, a diferencia de su antecesor, quien en su última Pascua acabó disertando con un niño sobre el muro que prometía construir en la frontera con México.