dublín - Algo más de tres millones de irlandeses estaban llamados el viernes a las urnas para votar en las elecciones presidenciales y a la vez en un referéndum sobre la eliminación de un artículo de la Constitución irlandesa que ilegaliza la blasfemia, en el que ganaba el “sí” con cerca del 70% de los votos.

Este referéndum, que hubiera salido adelante con mayoría simple, todos los partidos políticos irlandeses, grupos sociales de diversa índole así como las iglesias tanto protestante como católica -mayoritaria en la república irlandesa-, habían pedido el “sí” a la despenalización de la blasfemia.

Los dirigente religiosos sostienen que ese es un concepto “totalmente obsoleto”, mientras que para el Ejecutivo de Dublín su derogación representa un “paso importante” en el camino, emprendido por Irlanda tras la despenalización del aborto, para mejorar su “reputación internacional”, al tiempo que “daría ejemplo” a los países donde la blasfemia conlleva “la pena de muerte”.

Nadie representa mejor ese espíritu de tolerancia y modernidad que el reelegido presidente Michael D. Higgins, académico, notable poeta y apasionado defensor de causas humanitarias, recordó ayer el primer ministro irlandés, el democristiano Leo Varadkar, hijo de inmigrantes y primer jefe de Gobierno abiertamente gay.

Por su parte, y tras conocer el resultado, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) aseguraba ayer que la despenalización de la blasfemia en Irlanda, respaldada el sábado en referéndum, es un paso positivo para la libertad de expresión, y pidió a todos los países del grupo que sigan el ejemplo.

Es unpaso positivo para la libertad de expresión y felicito al pueblo irlandés por esa decisión”, declaró en un comunicado Harlem Désir, representante para la Libertad de Prensa de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

Désir hizo un llamamiento a los 16 países de la OSCE donde la blasfemia sigue siendo un delito a seguir el ejemplo de Irlanda ya que, afirmó, ese tipo de leyes “son incompatibles con las normas internacionales sobre libertad de expresión”.

Entre los socios de la OSCE en los que aún existen leyes que criminalizan la blasfemia o los insultos a la religión se encuentran España, Austria, Canadá, República Checa, Alemania, Grecia, Irlanda, Italia, Kazajistán, Malta, Montenegro, Polonia, San Marino, Turquía y Reino Unido.

Según Désir, incluso si no se aplican en la práctica, este tipo de prohibiciones tienen un efecto negativo en el “libre intercambio de ideas e información y pueden ser utilizadas para reprimir el discurso crítico dentro y más allá de la región OSCE”. - Efe