pamplona - Dos universos paralelos, dos realidades contrapuestas. El paso de los guardias civiles por el juicio del procés ha dejado un relato de acoso, de odio y de miedo en aquellos días de otoño de 2017. Es el reverso de las jornadas de sentadas, cánticos y pacífica resistencia civil que narraron los acusados.

Por el Salón de Plenos del Tribunal Supremo pasaron ayer otros diez agentes del instituto armado. Desde la silla de testigo, la mayoría narró, como si se tratara de un único discurso, las miradas de odio y de desprecio que les dirigía la “masa” concentrada para impedirles que realizaran la labor que una orden judicial les había encomendado. Frente a la imagen de esos pacíficos ciudadanos que quisieron trasladar los procesados en su comparecencia ante el tribunal, los guardias ofrecieron una versión que fue rechazada, con murmullos de desaprobación, por el público y familiares.

Citados como testigos por su participación en registros previos al 1-O, la Fiscalía les interrogó también por su intervención en la jornada del referéndum. Y fue en sus respuestas donde los agentes se prodigaron en una descripción de ese día que resumieron en una palabra: odio. De sus bocas salieron frases tan contundentes como éstas: “El odio se masticaba”; “Nunca por hacer mi trabajo me habían escupido”; “Por primera vez en mi vida profesional vi el reflejo del odio”; “Lo que más me dolió fue las miradas”; o “Lo que más me impresionó fue la cara de odio de un señor mayor. Un odio extremo hacia nosotros, como si le quitáramos algo de su familia”. Y es que, según las palabras de la única mujer de los diez agentes que declararon, “el sentido de respeto a la autoridad se había evaporado en horas”. Quizá por ello, otro agente reconoció que sigue sin entender “por qué unas personas del pueblo se comportaron como delincuentes”. Vivieron situaciones que, en palabras de otro guardia, “se asemejaban mucho a los inicios del conflicto vasco” (más murmullos de desaprobación y risas irónicas desde los bancos del público).

Como no podía ser menos, los Mossos d’Esquadra volvieron a salir en las preguntas y respuestas de los interrogatorios. Por fin un agente valoró su actuación y lo hizo al relatar cómo facilitaron la salida de la comitiva judicial tras un registro. “Hicieron un buen trabajo”, zanjó. No duraron esas alabanzas. Horas después, otro guardia civil resaltaba la pasividad de otros mossos. Más tarde, otro agente terminó por enterrar esa primera imagen de colaboración al describir cómo los mossos se enfrentaron a los guardias para impedirles actuar. - D.N.

vetó al catalán pero no al alemán

Intérprete. El juez Manuel Marchena no deja que los testigos del juicio hablen en catalán pero en cambio todo indica que permitirá el uso del alemán, para lo que se requerirá un intérprete. El dirigente histórico del SPD Felix von Grünberg, que tenía que declarar como testigo de la defensa por videoconferencia el próximo miércoles, finalmente lo hará en persona. Preguntado por El Nacional, si piensa testificar en alemán, el dirigente socialdemócrata, observador en el referéndum y vicepresidente de la Agencia de Ayuda a los Refugiados de la ONU en Alemania, respondió afirmativamente. “Sí, he pedido a un intérprete”, indicó.