Más de dos horas cuesta cruzar el Canal del Norte para desembarcar por fin en la estación de Cairnryan, al oeste de Escocia. Tras un largo camino en autobús llego por fin a la majestuosa ciudad de Edimburgo. El nivel de vida aquí es bastante más alto que en las demás naciones que constituyen el Reino Unido y, sobre todo, comparado con Irlanda del Norte, de donde vengo, tierra que empezó a levantarse hace poco más de veinte años con la llegada de la paz. Retrocediendo unos días antes de este viaje, en la Universidad Queen’s de Belfast me recibía Debbie Lisle, profesora del grado de Ciencia Política y de posgrado en Seguridad Internacional y Fronteras.

Hablando sobre el sentimiento general de los norirlandeses me reconoce que aunque el brexit crea sobre todo incertidumbre, y muchas veces enfado en buena parte de la población, siente que ha sido algo positivo a la hora de acercar posturas entre las comunidades católica y protestante, hecho que nunca antes se había conseguido desde el acuerdo de paz del año 98. Ambas comunidades de manera casi mayoritaria siempre votaban opciones políticas totalmente opuestas y tenían muchas diferencias a la hora de entender la realidad de Irlanda del Norte.

Lo que el brexit había conseguido es que sobre todo las generaciones jóvenes y también una amplia mayoría de la clase media norirlandesa, independientemente de su sentimiento nacional, inclinación política o religión, tenían un fuerte sentimiento europeo y habían votado de forma mayoritaria quedarse en la Unión Europea.

Afirma que se ha creado una brecha generacional entre los norirlandeses a la hora de posicionarse sobre el brexit, incluyendo además un factor económico, como es el de la pertenencia a la clase media, que ha hecho que se empiecen a dejar de lado los asuntos que llevaban a matar o morir en Irlanda del Norte hace poco más de veinte años, consiguiendo que haya muchas personas de las dos comunidades, que empiecen a estar de acuerdo en que el Gobierno británico les está llevando al caos absoluto.

Para finalizar la entrevista relata de qué manera el brexit sería nocivo para las universidades. Se perdería al alumnado europeo que había conseguido atraer a raíz de la llegada de la paz, además de todas las plazas Erasmus gestionadas por la UE, y se acabarían las prácticas para especializarse fuera de Irlanda del Norte en cantidad de países europeos.

con michael keating Volviendo a Escocia, un fresco y soleado miércoles empiezo el día preparando la entrevista seguramente más importante de mi viaje. He quedado con Michael Keating, famoso e importante politólogo y escritor. Profesor de Universidad y Director del Centro de Cambio Constitucional, además de autor de libros de referencia sobre nacionalismo como Naciones contra el Estado. Tras una larga entrevista de más de una hora charlando sobre varios temas me deja ideas muy interesantes y enriquecedoras.

Keating afirma que el concepto de soberanía sirve muy bien para entender el brexit, y explica que hay distintas concepciones de la misma en las diferentes naciones del Reino Unido. Allí donde comprenden la soberanía de una manera más unitaria y centralista, son los lugares que votaron mayoritariamente salir de la UE, como Gales y la Inglaterra rural, los cuales, expresa de forma irónica, son además los más perjudicados económicamente por el brexit, siendo muy dependientes de ayudas europeas.

En cuanto a la brecha generacional de la que hablaba la profesora Lisle, Keating dice que no es tan importante la edad de la persona o su pertenencia a la clase media, sino que la clave es el nivel educativo y lo superpone a la clase social, ya que a mayor nivel educativo, mayor voto de remain en la UE. Expresa aun así que ser joven también es relativamente significativo porque las nuevas generaciones están mejor preparadas académicamente.

Otro tema muy importante que provoca mucha preocupación es mantener la paz en Irlanda del Norte, sobre la cual afirma que cualquier tipo de frontera sería nociva para la convivencia y con ello para la paz. Sobre todo una frontera física sería catastrófica porque si hay frontera física dice literalmente que “alguien va a poner una bomba en ella”, lo cual traerá más presencia policial y militar, dañando gravemente la convivencia entre comunidades a las que traería amargos recuerdos del pasado, además de ser un potencial foco para el regreso de la violencia.

En cuanto al referéndum de unidad irlandesa que pide el Sinn Féin, Keating dice que la opinión está muy dividida y que ve muy complicado que éste se produzca. No sólo porque el apoyo al mismo no es mayoritario en Irlanda del Norte, sino porque el propio Gobierno de la República de Irlanda no está interesado.

Centrándonos posteriormente en Escocia, me resultaba muy interesante saber si los escoceses se sentían engañados porque en el referéndum de independencia de 2014 votaron quedarse en Reino Unido, ya que el Gobierno británico les garantizaba la permanencia en la UE, y ahora, con el brexit, les están echando de la misma. Ante mi esperada respuesta de un rotundo sí, dado el fuerte sentimiento europeo de Escocia, el profesor me responde que es muy complicado saberlo.

Me explica que hay diferentes pensamientos dentro del independentismo escocés y que ninguno es mayoritario. Los muy independentistas también son euroescépticos en general, lo cual hizo que el 30% de los votantes del Partido Nacional Escocés (SNP) votasen a favor de la salida de la UE, a pesar de ser este un partido muy europeísta, a la par que independentista. Lo que ha ocurrido es que sólo en el último año el sentimiento independentista y el sentimiento pro europeo han empezado a ir de la mano a raíz del brexit. Esto indica que, ahora que el SNP monopoliza el voto independentista y proeuropeo, seguramente suba en las próximas elecciones, lo cual favorecería una demanda de otro referéndum de independencia del que ya se habla.

parlamento Me despido de Escocia visitando el Parlamento escocés, donde la primera ministra Nicola Sturgeon del SNP al día siguiente de mi vuelta a Irlanda del Norte reprochaba al Partido Conservador en esa misma cámara que “es porque Escocia no es independiente, por lo que nos están arrancando de la Unión Europea contra nuestra voluntad”. Mientras tanto, siguen las presiones a May por parte de la UE con los plazos y las condiciones de una nueva negociación tras la petición de prórroga del brexit con serias dificultades para convencer a la mitad de su partido y a sus socios del DUP.

Mejor me vuelvo a Navarra, no sea que me empape yo también.