berlín - La canciller alemana, Angela Merkel, irrumpió ayer en la campaña electoral ucraniana del lado del presidente Petró Poroshenko, pese a los altibajos de su relación por el estancamiento del proceso de paz en el Donbas -la sublevación prorrusa que desató la guerra cumplió ayer cinco años- y el gasoducto Nordstream 2. La foto en la cancillería berlinesa se produjo a nueve días de la segunda vuelta de las presidenciales, el 21 de abril, que Poroshenko encara en desventaja según los sondeos, que ponen en cabeza a la revelación política del país, el comediante Vladímir Zelenski.

La canciller y el presidente subrayaron la profundidad de las relaciones bilaterales, especialmente en los momentos difíciles que atraviesa Ucrania en el frente económico y por el conflicto con los separatistas prorrusos en el este del país, en vías de enquistarse para beneficio de Moscú.

En respuesta a las críticas desde Kiev y Berlín por el uso electoralista del encuentro, Merkel alegó que es “importante” que ambos países sigan “en contacto”, también en “tiempos electorales”, por la trascendencia de los asuntos bilaterales en juego, por la implicación de Alemania en la estabilidad de Ucrania y su orientación pro europea.

Poroshenko incidió en este argumento, afirmando que cuestiones como “la seguridad” de su país, la “cooperación económica” bilateral o la “orientación europea” de Ucrania, simplemente “no se pueden congelar” por las urnas. Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, va a recibir en unos días a Poroshenko, pero ha avanzado que también se entrevistará con Zelenski.

Merkel, no obstante, se mostró cauta ya que dijo que las relaciones entre ambos países, que se han intensificado en los últimos años a raíz de la crisis ucraniana, van más allá de las personas. “Independientemente de lo que suceda en las elecciones, seguiremos apoyando un desarrollo positivo para Ucrania”, aseguró la canciller, que recalcó que Alemania está “firmemente del lado de Ucrania” en la defensa de su integridad territorial y su soberanía nacional. Además, ambos líderes pasaron de puntillas por sus actuales fricciones y que van desde la falta de avances en el proceso de paz trazado en el Acuerdo de Minsk de 2014 al controvertido gasoducto Nord Stream 2.

‘formato normandía’ Merkel reivindicó la vigencia del llamado “formato Normandía”, por el que Kiev y Moscú se sientan a dialogar sobre el conflicto en el este de Ucrania con la mediación de Berlín y París, y aseguró que este mecanismo seguirá siendo válido tras las elecciones. Reconoció en este ámbito que los avances han sido escasos en la implementación de la hoja de ruta pactada en el Acuerdo de Minsk, el principal fruto de este formato, y lamentó que ni siquiera se haya logrado en casi cinco años “una tregua estable”. “Creo sin embargo que hay que seguir por este camino, que creo es el único con el que podemos avanzar”, señaló.

Sin embargo, aplaudió los progresos de Kiev en el ámbito económico, pese al coste social de las duras reformas. “Afortunadamente se han producido éxitos, pero en algunos puntos queda aún mucho hacer”, afirmó la canciller, que instó a Kiev a seguir avanzando por el “complicado camino” hacia la transparencia en las instituciones públicas, lastradas por la corrupción.