madrid - La convocatoria de la consulta a las bases de Podemos para que decidan si quieren un gobierno de coalición o apoyan hacer a Pedro Sánchez presidente de un ejecutivo monocolor es el último capitulo de los encuentros y desencuentros entre Pablo Iglesias y el líder socialista desde las elecciones generales.

Sánchez e Iglesias podrían volver a verse o hablar este fin de semana después de que fuentes del Ejecutivo no hayan descartado incluir a perfiles técnicos vinculados a Podemos en el gobierno, pero de momento no hay un cita cerrada ni nada que haga pensar que la investidura pueda salir adelante en julio.

De hecho, Iglesias se mantiene tajante en no aceptar “líneas rojas” ni “vetos”, no entiende que se diferencie entre “lo técnico y lo político”, y empieza a extenderse la sensación general de que habrá que esperar a septiembre para lograr un acuerdo, si es que se logra.

“Si en algo nos hemos puesto de acuerdo es en que vamos a trabajar para ponernos de acuerdo”.

La frase la pronunció Iglesias el pasado 7 de mayo tras reunirse con Pedro Sánchez, después de las elecciones generales pero antes de las municipales, autonómicas y europeas.

Era el resumen de una reunión en la que, según fuentes cercanas a la negociación, el presidente se mostró dispuesto a integrar a Podemos en el Ejecutivo y le pidió garantías de no dar la batalla con el conflicto territorial en Catalunya.

Sánchez llegó a especular, tal y como concretan fuentes de la dirección morada, con los ministerios que podría asumir Podemos, como Comercio y Juventud; les propuso también la Presidencia del Congreso -que rechazó Iglesias- y vaticinó que tenían un trabajo duro y largo por delante para perfilar el acuerdo.

En eso coincidió Iglesias, quien sin embargo planteó al presidente su interés en asumir “competencias” en otras materias como Trabajo, Cambio Climático, Hacienda, Memoria Histórica o Igualdad, pero en ningún caso hizo una petición concreta de ministerios o vicepresidencias -asegura Podemos- y dejó claro que no pediría carteras de Estado tales como Exteriores, Interior o Defensa.

El presidente en funciones y el líder de los morados aplazaron la negociación hasta después de las elecciones municipales y autonómicas del 26 de mayo y fue a partir de ese examen con las urnas cuando Sánchez cambia de posición, quizá alentado por el retroceso electoral de sus “socios preferentes”.

Según el relato de Podemos, en la siguiente reunión que mantuvieron ambos líderes, Sánchez dio marcha atrás y puso sobre la mesa que había muchos “escollos” para un gobierno de coalición, entre ellos sus diferencias respecto a Catalunya.

Desde entonces, y tras cinco reuniones entre Sánchez e Iglesias, todo han sido tiras y aflojas, diferencias entre un gobierno de coalición o de cooperación y desmentidos de ambas partes.

Y, pese a no tener los apoyos asegurados, el presidente ha optado por someterse a la investidura el próximo 22 de julio, lo que también ha despertado el fantasma de una repetición electoral que, en principio, no parece desear ninguno.

Ambos aseguran haber movido ficha: Sánchez se agarra que admitió la entrada de independientes propuestos por Unidas Podemos en el ejecutivo e Iglesias a que ha renunciado a la defensa del derecho a decidir y prometido lealtad en asuntos como Cataluña.

El Ejecutivo justifica en la necesidad de “cohesión interna” su rechazo a que Iglesias forme parte del ejecutivo, si bien ahora vuelve a admitir que “se está planteando todos los escenarios” y quiere “volver a la casilla de salida”.

programa y equipo Pero el líder de Podemos exige a Sánchez respeto “entre socios” y una negociación integral en la que programa y equipo se aborden de forma “conjunta”. No basta con pactar las políticas, dice la formación morada, que ve tanto o más importante “quién las va a llevar a cabo” para garantizar que el PSOE no incumple sus pactos.

Desde esta desconfianza parece difícil el acuerdo, y los tiempos cada vez se acortan más.

Entre este viernes y el próximo jueves los militantes de Podemos votan para decidir su posición en la investidura, y esto cierra más las posibilidades de avances, ya que ahora tendrán que esperar a conocer su decisión.

Iglesias nunca ha perdido una consulta entre su militancia, lo que hace predecible el resultado y con ello el desenlace de la investidura. Todo parece conducir a septiembre. - Sonia López