madrid - Una vez que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, dio por cerrada la crisis interna provocada por el giro a la derecha del partido y su negativa a facilitar la investidura de Pedro Sánchez, ahora busca reforzar su control con una ejecutiva nacional ampliada, de hasta 50 miembros, y con más leales. Por eso, de manera imprevista la dirección ha convocado un Consejo General para el día 29, cuyo único punto del orden del día es la reforma de los estatutos para ampliar la ejecutiva hasta un máximo de 50 integrantes. Ahora el tope está en 40, aunque la forman 34 personas.

También se votará la reforma del reglamento del Consejo General para que pueda ser convocado con una anticipación de una semana y no quince días como es ahora. La decisión de aumentar los integrantes de la ejecutiva nacional se explica, según justificó ayer el secretario general, José Manuel Villegas, por la necesidad de adaptar el órgano a la nueva realidad de crecimiento del partido naranja y al mayor poder territorial que han conseguido en las elecciones. Por su parte, otras fuentes señalaron que con esta dirección más numerosa lo que quiere Rivera es ofrecer una imagen de “mayor pluralidad y democracia interna, pero que nadie olvide que es él quien decide quien entra y quien sale de la dirección”.

En todo caso, al ampliar el número de miembros entrarían vicepresidentes autonómicos, presidentes de parlamentos regionales, alcaldes y nuevos diputados, dirigentes todos ellos de la confianza de la cúpula de Rivera, que es quien ha negociado directamente todos estos cargos. Y de paso quedarían arrinconadas las voces críticas con la estrategia de pactos, aunque ya las discrepancias públicas han bajado mucho el tono después de la marcha del portavoz económico en el Congreso, Toni Roldán, y de la dimisión del eurodiputado Javier Nart como miembro de la Ejecutiva.

silencio Otro dirigente de peso que ha tirado la toalla ha sido el portavoz autonómico de Baleares, Xavier Pericay, y uno de los fundadores de Ciudadanos, que abandonó, según dijo, por falta de motivación para seguir adelante aparte de que no compartía la manera en qué se han gestionado las diferencias de criterio dentro del partido. Los otros dos disidentes con la línea oficial, el eurodiputado y responsable económico, Luis Garicano, y el nuevo vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, han guardado silencio desde entonces. También guarda silencio el portavoz de Hacienda, Francisco de la Torre, que lleva estos días reflexionando sobre su continuidad en Ciudadanos y aún no ha tomado una decisión sobre si seguirá o no en el partido.

En su caso, según fuentes de su entorno, el replanteamiento que se está haciendo de su futuro es por motivos personales que podrían tener relación con una remodelación dentro del equipo económico del grupo parlamentario y no tanto por el veto a Sánchez. Por ahora, ni ha dimitido ni ha puesto su cargo a disposición del partido, mantuvo Villegas, que habló con él el viernes.

Tampoco están previstos ceses de ninguno de los 34 miembros actuales, aunque, de todas formas, si los hubiera no se tienen que votar en el Consejo General, a diferencia de las nuevas incorporaciones, que sí tienen que pasar por este órgano. Fue el caso de Marcos de Quinto, expresidente de Coca-Cola y uno de las apuestas de Rivera para las elecciones generales, que ha sido también el último en sumarse a la Ejecutiva Nacional, aprobada en el cónclave celebrado hace tan solo quince días.

Otros nombres que algunas fuentes de la formación citan como posibles incorporaciones son los diputados Edmundo Bal y Joan Mesquida, fichajes personas de Rivera, o el portavoz de Ciudadanos en Aragón, Daniel Pérez. - Efe