pamplona - Ni un resquicio dejaron Pablo Casado y Albert Rivera a Pedro Sánchez para que el presidente en funciones aspire a obtener la abstención de estos partidos, como les instó ayer el candidato socialista, quien no demandó apoyo para su proyecto sino que desbloqueen la posibilidad de que haya Gobierno. Los líderes de PP y Ciudadanos, inmersos en su pugna por el liderazgo de la oposición, rechazaron facilitar el arranque de la legislatura, especialmente contundente fue Rivera, quien en un durísimo choque con el líder socialista, el de más tensión de la primera jornada parlamentaria, dejó casi sin espacio a líder de Vox, Santiago Abascal. Los tres partidos de derecha compitieron por protagonizar el discurso más extremista y excluyente, aunque la incendiaria intervención de Rivera se llevó la palma frente al repetido discurso de Abascal contra el comunismo, el feminismo y los extranjeros.

El presidente del PP se impuso la obligación de poner el foco de sus palabras allí donde Pedro Sánchez había dibujado una línea de silencio. Y por eso no dudó en acusar al candidato a presidir el Gobierno de ocultar intencionadamente que su presidencia pasará necesariamente por Podemos, los independentistas y Bildu. “¿Va a jugar a este juego de trileros ocultando la bolita amarilla, la de Bildu o la morada?”, le preguntó de forma retórica antes de acusarle de “ser rehén de sus socios de la moción de censura”. “Usted ha sido presidente del gobierno con unas alianzas contra el estado; No hay nada comparable en Europa. ¿Por qué está usted ocultando la grave realidad del independentismo con Catalunya? ¿Incomoda a sus negociaciones?”, ahondó Casado machacando el flanco débil del candidato.

Tampoco fue benévolo el análisis que el líder del PP hizo del discurso de su oponente y sus programa de Gobierno. “Han sido dos horas de discurso para no decir nada o casi nada. Dos horas sin mencionar el elefante morado que está en el centro del hemiciclo”, le reprochó en alusión a los escaños de Podemos, con quienes el PSOE negocia en paralelo un gobierno de coalición. “La historia de su gobierno es la de un vacío”, resumió Casado, antes de recordar a Pedro Sánchez que “su obligación es darnos la información del gobierno que quiere formar y con qué socios”. “El PP ejercerá una leal oposición y una urgente alternativa”, remachó el líder de la oposición, que fue el primero en reivindicarse como tal, aunque el discurso más agresivo corrió a cargo del líder de Ciudadanos, Albert Rivera.

Casado tendió la mano a Pedro Sánchez para lograr pactos en asuntos de Estado, pero cerró cualquier posibilidad de apoyar su investidura como presidente del Gobierno porque “no es de fiar” y es “una prolongación” del proyecto rupturista de los independentistas.

utilización El candidato socialista a la investidura reprochó al líder del PP que utilice a Catalunya y a los catalanes para “disfrazar su enorme deslealtad a España votando en contra de la única alternativa de Gobierno”. “Ustedes viven del conflicto territorial y buscan del conflicto el rédito electoral”, aseveró. “Que lo haga Cs o la ultraderecha tiene un pase pero que lo haga el PP que ha gobernado con el PSOE cuarenta años de democracia me parece una hipocresía monumental”, dijo. Y les recordó a los populares que prueba de ese conflicto es que solo tienen una diputada en Catalunya.

En su turno de réplica, Casado elevó el tono contra el candidado socialista, al que calificó de “trilero”, e insistió en que los actos de Sánchez han demostrado que carece de coherencia como para saber que va a cumplir lo que planteó en su discurso para intentar conseguir la confianza del Congreso. “Usted no es una persona de fiar”, espetó al presidente del Gobierno en funciones, al que reprochó que amenace con ir a nuevas elecciones si el PP no se abstiene y que no hubiera hablado de Catalunya en su discurso de investidura.

A Sánchez le hizo responsable de no evitar “que la ilegalidad siga campando a sus anchas” en esa comunidad, al tiempo que le criticó por comentar al presidente de la Generalitat, Quim Torra, que lo que ocurre en Catalunya es un problema político. Al mismo tiempo, recordó que Torra dijo la semana pasada que Sánchez fue presidente gracias a los votos de los independentistas. “Ese es el elefante en el hemiciclo, lo que usted no quiere reconocer”, añadió antes de insistir en que Sánchez “no está a la altura para ser investido porque sigue situándose en el lado equivocado de la historia.

El agrio enfrentamiento entre Rivera y Sánchez en la tribuna anticipó una dura oposición al Gobierno socialista por parte de Cs si el líder del PSOE logra ser investido. El presidente de la formación dejó claro al candidato socialista que su grupo votará “no” con las dos manos: “no al plan Sánchez y no a la banda que va a ejecutar el plan Sánchez”. Ante la abstención que Sánchez le ha pedido en reiteradas ocasiones para facilitar un gobierno, Rivera replicó que lo cómodo sería “mirar hacia otro lado” dejarle gobernar, pero “lo decente y lo responsable es oponerse a ese plan”.

“Nosotros no hemos venido a hacer lo cómodo ni lo fácil, sino lo correcto”, sentenció. Rivera también aprovechó la ocasión para preguntarle si tiene pensado dimitir en el caso de que haya una sentencia condenatoria de los ERE de Andalucía y le emplazó también a que aclare, entre otras cuestiones, si va a cesar al ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska o si va a respetar la sentencia “de los golpistas”.

El líder de Cs aseguró, además, que si uno no tiene el carné del PSOE o discrepas de los socialistas “estás jodido”, y por eso, subrayó, no puedes asistir a la marcha del Orgullo o a las manifestaciones del 8-M. “Ahora para ir al 8-M hay que pedir permiso a Carmen Calvo, mandarle un sms o un mensaje: Carmen Calvo, bonita, quiero ir al 8-M; y para ir al Orgullo hay que llamar a Marlaska, que las calles son suyas”, dijo Rivera al traer a colación los incidentes que sufrieron algunos dirigentes de Cs en las recientes manifestaciones del colectivo LGTBi.

Durante su intervención, la primera aparición pública de Rivera tras permanecer ingresado un par de días a causa de una gastroenteritis, acusó al candidato a la Moncloa de provocar “grandes dosis de sectarismo”. Y es peligroso para la sociedad, advirtió, “criminalizar” a los que piensan diferente, insistiendo en que Sánchez tiene ministros “legitimadores del odio” y que él mismo está colaborando “con los que siembran el odio”.

Rivera se quejó del “truco malo” y el “teatro” de Sánchez, porque se ha dedicado a pedir la abstención a PP y Ciudadanos a pesar de que, en su opinión, está fraguando un pacto con Podemos y los nacionalistas en lo que llamó “la habitación del pánico”.

El líder Cs llegó a pedir Sánchez, que ironizó sobre las fugas de la formación morada calificándolas como “la gran evasión”, llegó a pedir la expulsión de la líder del PSN, María Chivite, por “su pacto con Batasuna”. - D.N.